TRANS
Allá por los años 60 del siglo pasado prosperó una canción en que un joven matrimonio discutía sobre el primer vástago que iban a engendrar. La esposa prefería una niña y el marido un niño. Después de darle muchas vueltas al asunto, acabaron conciliando posiciones y diciendo "Vamos a querernos venga lo que venga", pero dejando claro en la última línea que "Yo quiero una niña, yo quiero un bebé".
La duda se desvelaría pocos meses después y tras un rápido vistazo a la criatura sabrían si podrían contar para toda la vida con "una niña o un bebé". ¡Dichosos tiempos aquellos en que los trenes funcionaban bien, los pantanos estaban llenos y apenas pagábamos impuestos sin recibir ni un solo duro de una Unión Europea que aún no estaba para regalos. Y aun no se habían inventado tantas fórmulas intermedias como apuntan las iniciales LGTBIQ, y todas las letras que sin duda aparecerán aun.