La lengua es el principal medio de expresión y debe ser un instrumento de convivencia pacífica. Entre los elementos constitutivos de la cultura e idiosincrasia del pueblo valenciano debemos destacar sus idiomas.
En el ámbito de la actual Comunidad Valenciana, el idioma valenciano ha generado un profundo conflicto sociocultural y sociolingüístico que divide a nuestra sociedad. Idioma que mayoritariamente se concibe como lengua propia y signo de identidad. Hecho sociológico y cultural que cuantitativa y cualitativamente es sentido como elemento configurador de la idiosincrasia valenciana.
Algunos sectores de población mantienen que el vínculo idiomático debe ser constitutivo de los denominados países catalanes y subyugar nuestro territorio a esa entelequia anticonstitucional. Y en caso de no integrarse en esa falacia sostienen la desaparición de nuestra lengua y cultura autóctona y el pueblo valenciano se diluirá y será una provincia más dentro del marco del Estado unitario castellano.
Frente a esta ficción o quimera, otros sectores de población consideran que la Comunidad Valenciana tiene la suficiente entidad sociopolítica, histórica y lingüística que debe ser considerada una nacionalidad histórica, definida por unos caracteres socioculturales lo suficientemente diferenciados que le imprimen personalidad propia y afirman que nuestra comunidad autóctona no debe estar subyugada a ninguna otra; ahora bien, debe estar relacionada con todas entidades autónomas dentro del marco constitucional de 1978.
Ante la perplejidad y error histórico que representa la primera suposición, sectores, denominados valencianistas, han reaccionado para evitar lo que podría significar la despersonalización del pueblo valenciano.
Un valencianismo de honda raigambre defiende la configuración de la personalidad singular valenciana, fundamentada en razones históricas, geográficas, temperamentales, culturales y lingüísticas,
En sectores de población de preclara sensibilidad valenciana está cundiendo el proceso de generalización de conciencia idiomática propia y de aceptación del concepto de nacionalidad valenciana, de manera similar a lo que aconteció en la Baja Edad media valenciana, al identificar los conceptos lingüístico y nacional, en sentido estrictamente tomista, es decir, significando origen, procedencia o patria, como voz derivada del verbo latino “nascor”. Sentimiento que hemos constatado en el prólogo de la obra “Libre de Tresor” de Guillem de Copons (1418), en el prólogo-dedicatoria de la obra “Tirant lo Blanch” de Joanot Martorell (1490) y en “Liber elegantiarum” de Joan Esteve (1489-1490).
Estas expresiones que identifican los conceptos de lengua y nacionalidad responden al hecho de un marco específico, que es el valenciano, y son expresadas con orgullo y deleite al plasmar el sentimiento arraigado del origen de este singular pueblo.
La generalización de la denominación del gentilicio “valenciano”, “a” para designar la lengua vernácula es un hecho tradicional en nuestra singular historia, a la vez que la conciencia y difusión de dicha lengua supone la constatación de la voluntad de uso y cultivo de este modo de expresión identificado por un particularismo onomástico.
El habla específicamente valenciana reúne las premisas que otorgan a esta lengua el máximo nivel lingüístico y, que según Stewart, son: 1. Estandarización, 2. Autonomía, 3. Historicidad, y 4. Vitalidad; condiciones que determinan que se pueda elevar un modo de expresión a la categoría lingüística de idioma.
En función del análisis de los contenidos lingüísticos, de la historia de la lengua valenciana, la sociología del lenguaje, las vicisitudes históricas del antiguo reino de Valencia, y de la coyuntura sociolingüística de nuestro tiempo, gran número de valencianos consideramos que tenemos una lengua que la entendemos como propia dentro de la nacionalidad histórica valenciana. Y ese concepto de patria singularizada se plasma no sólo en el idioma sino también en otras manifestaciones inherentes a la cultura valenciana.
El pueblo valenciano tiene autoconciencia de pertenecer a una comunidad específica y soberana, identificada desde su fundación como entidad sociopolítica singularizada.
José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia,
Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de
Plata de la Ciudad de Valencia.