Corrupción nauseabunda
Resulta difícil respirar en estos momentos. Y no sólo respirar, sino hablar, por la dimensión que alcanza la corrupción política en España. La “Operación Taula”, contra dirigentes del PP en Valencia, asesores, empresarios y arquitectos, se suma a otros casos de corrupción en estos años, que salpica casi por todas partes, con los EREs de Andalucía, la financiación de CiU y la fortuna de los Pujol. Produce asco, náuseas.
Es una tentación evidente considerar la corrupción política como algo inseparable, inevitable, de la política. Unos han accedido expresamente a la política para “forrarse” – dicho por ellos mismos – y otros se han ido subiendo al carro una vez en la política, al comprobar lo fácil que resultaba enriquecerse a costa de los demás, porque si un político roba nos está robando a todos.