Por qué perdimos la guerra
Artículo de Alfonso Basallo – Escritor y periodista
Si en el 15-M de 2011 nos hubieran dicho que los perroflautas terminarían cambiando la acampada de la puerta de Sol por los escaños del Congreso nos hubiéramos carcajeado.
Cuatro años han bastado para que se nos hiele la risa al ver como los del Basta Ya y su traducción política, Podemos, saltaban de la barricada de Sol o de la pocilga complutense al hemiciclo, dando un espectáculo tan patético como el desfile de orcas de esta semana, tan de vergüenza ajena como la pantomima de la señora Bescansa o tan grimoso como las lágrimas de Pablo Iglesias.
Porque lo peor no es sólo la exhibición de gañanismo de los podemitas, su falta de educación y su alergia a vanidades tan burguesas como el jabón o el desodorante. Lo peor no es su feísmo -aunque el pelo pincho y la mugre sean toda una declaración de intenciones-; sino lo que nos harán si terminan gobernando.