JUAN I EL CAZADOR o "Amador de la Gentileza". Príncipe Refinado (1387-1396)

Juan I fue rey de Aragón, Mallorca, Valencia, Cerdeña y Córcega, conde de Barcelona, Rosellón y Cerdaña.   Fue un Monarca que por la actitud ante la cultura y temperamento se asemeja en muchos aspectos a un príncipe renacentista. Gustos, lujos y refinamientos que compartía son su mujer, la reina Violante.

Contribuyó al desarrollo de las letras, fundando en su palacio una escuela de “Gaya Ciencia”, donde se organizaban y celebraban veladas literarias, y donde los hombres de letras pudieron compartir trato con la nobleza y el séquito palatino. Juan I valoró el trabajo literario e hizo surgir una aristocracia palatina. El impulso real por las letras supuso que se tradujeran numerosas obras latinas y se realizaran composiciones literarias en valenciano.

Hasta dicho reinado, el latín era el único idioma literario. A partir de ahora se cultivará con mayor elegancia y proclividad la lengua autóctona. Las primeras manifestaciones literarias fueron el Llibre de concordances, de rimes e concordant, apelat Diccionari de Jaume March y el poema de Pere March L’arnes del cavaller. Micer Mascó escribiría la obra teatral L’home enamorat i la fembra satisfeta, obra que se representó en los salones del Palacio Real de Valencia, y que pasa por ser una de las primeras obras teatrales escritas en la Península.

Rey letrado, poeta y músico, como se deduce de su correspondencia y del apoyo que prestó a las actividades culturales, fue protector de fray Francesch Eiximenis, embajador del Rey de Aragón en la corte de Aviñón y autor del Crestia y del Regiment de la cosa publica, esta última obra por encargo de los “Jurats de la ciutat de Valencia”. 

Igualmente, la pareja real fueron protectores del dominico valenciano Antoni Canals, traductor al valenciano de la obra de Valerio Máximo Dictorum factorumque memorabilium por encargo del obispo de Valencia, don Jaime de Aragón y autor, asimismo, del Tractat de la Confessio, dedicado a su gran protectora, la reina Violante. El mismo San Vicente Ferrer recibió la protección de Juan I y de la reina Violante, cuando todavía eran duques de Girona, siendo confesor de la duquesa durante algún tiempo, hecho que suponía el reconocimiento de la obra apostólica del santo valenciano. Vicente Ferrer tuvo que ralentizar, durante algún tiempo, sus actividades apostólicas para seguir a la corte real en sus viajes por la Corona de Aragón.

El erudito sacerdote y humanista Antoni Palomar, “rector” de Cocentaina, tradujo textos bíblicos; Mossén Antoni de Vilaragut, mayordomo del Rey, también por indicación real, tradujo las Tragedias de Séneca; y el eclesiástico valenciano Guillem Nicolau tradujo las Heroidas de Ovidio. Todos estos personajes protegidos y halagados por la corte real encontraron en la estancia de Juan I y su corte el estímulo para desarrollar su actividad cultural.

El “Amador de la Gentileza”, como también se le reconoce, no sólo fue protector de la cultura, sino que instituyó unos antiguos “Jocs Florals”, justas poéticas y literarias, que se han perpetuado y potenciados en la Renaixença valencoiana en el siglo XIX por la entidad de lo Rat Penat, con otros formato y fines, con interrupciones, hasta nuestros días.

Un hecho que nos testimonia, también, su carácter distinguido y el gusto por los placeres nos lo demuestra cuando a finales de 1393 prepara el viaje a Valencia, a donde deseaba pasar el invierno y se preocupaba por las Navidades que celebraría en Castellón, haciéndose acompañar por sus halcones y halconeros y deseando practicar la caza del jabalí.

La comitiva real llegó a Valencia el día 30 de diciembre. Durante su estancia en el Reino de Valencia se organizaron frecuentes cacerías, justas, torneos, recitales poéticos y musicales, en los que se exhibían funcionarios letrados como Bernat Metge, Doménech Masó, la dama Carroça de Vilaragut, hombres doctos en “Gaya Ciencia”, ministrales, etc. 

La ciudad de Valencia, con la presencia de la corte real, pudo saborear la magnificencia del Monarca. El Palacio Real de la capital del Reino reunía a nobles señores, poetas, músicos en torno al Rey. En dicha ciudad existía una actividad cultural y artística que hacía prever el esplendor cultural del siglo XV con el florecimiento de Ausias March, Jaume Roig, Isabel de Villena, Roiç de Corella, Joanot Martorell, entre otros escritores.

  • José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia, 
    Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de 
    Plata de la Ciudad de Valencia.