Temporeros maltratados
Hay recuerdos de la infancia que se nos quedan grabados a fuego, los recuerdos dolorosos, aunque en nuestra familia se hiciera todo lo posible para que pasaran casi inadvertidos a los niños, por el cariño de nuestros padres o familiares. Siendo niño, recuerdo algunos comentarios sobre las duras condiciones de trabajo que sufrían o habían sufrido algunos familiares y conocidos yendo a trabajar a Francia en la vendimia o en otras tareas. Sus privaciones, dónde malvivían, qué comían. Son recuerdos difusos, que incluían a un tío mío. Me quedaron grabados, porque habían sufrido seres queridos para que nosotros disfrutáramos de una vida sin especiales estrecheces, donde reinaban las risas y los juegos, aparentemente ajenos a sufrimientos pasados de otros familiares.