Iglesia y jóvenes
En Roma se está celebrando un Sínodo de Obispos sobre los jóvenes. Y el Papa ha dicho unas contundentes palabras a un numeroso grupo de jóvenes, procedentes de España: lo digo alto y claro, una Iglesia sin jóvenes no es Iglesia. Es inevitable pensar en el distanciamiento de los jóvenes de la Iglesia, basta ver la asistencia a la Misa dominical o en días festivos, por ejemplo: apenas se ven jóvenes, e incluso cabe fijarse en que hay pocos que tengan menos de 50 ó 60 años. El Papa les pidió a los jóvenes tres cosas muy concretas, y a la vez de máxima actualidad: inconformismo, alegría y compasión. Pero antes de esas peticiones, el Papa les pidió perdón por los escándalos en la Iglesia, y no sólo por los abusos, sino también escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, de incoherencia de vida, como casi justificación para que un joven diga: yo me hago ateo, parece más coherente. Es una reflexión incisiva, que va dirigida a la médula de lo que pide un joven: coherencia, ejemplo.