Actitudes políticas conciliadoras de FRAY VICENTE FERRER (III)

4. El Cisma de Occidente (1378-1417) y el Concilio de Constanza

a. El Cisma de Occidente (1378-1417)

El Cisma de Occidente y el Concilio de Constanza se enmarcan en la transición del siglo XIV al XV, período de grandes cambios políticos, de nuevos conceptos religiosos, de cambio de mentalidades, asentándose una tendencia al individualismo en la sociedad Bajo Medieval. Se produjeron hambrunas y epidemias, pestes y altas mortalidades, guerras, crisis económicas, crisis políticas, cambio de formas de vida y crisis de los estados de fe (1).

Ante esta coyuntura socio-religiosa y el problema suscitado sobre la división de la Iglesia, el 14 de diciembre de 1379, los jurados de la ciudad de Valencia se dirigieron al rey Pedro el Ceremonioso solicitándole que fray Vicente Ferrer viniera a Valencia para informar al “Consell” de la ciudad sobre la elección del Papa (2).

Europa Occidental se tambaleaba, azotada por los denominados “Cuatro jinetes del Apocalipsis”: hambre, pestes, guerras y muerte; y en las preces se rogaba e invocaba al Señor para que les librara de estos males (3).

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La Guerra de los Cien Años (4) sustituirá el Imperio Universal por los Estados nacionales de las monarquías autoritarias. En este contexto socio-político, la crisis espiritual, la influencia de los poderes de las naciones y los personalismos en el seno de la Iglesia indujeron al Cisma de Occidente (5).

b. Problemas de procedimiento electoral y el conciliarismo

Celebrado el Sínodo de Pisa sin solucionar el problema, se propuso la idea conciliar para zanjar el Cisma, que preconizaba lo que se entendía por sistema democrático del gobierno  de la Iglesia.

El Concilio de Constanza se abrió bajo la presidencia del papa Juan XXIII. La asistencia de representantes eclesiásticos en los primeros días fue escasa. Paulatinamente se fueron incorporando prohombres religiosos franceses, ingleses y alemanes a las sesiones que se iban celebrando de manera escalonada. Los objetivos marcados esencialmente fueron: 1) acabar con el Cisma, 2) lograr la unidad de la Cristiandad con la existencia de un solo Pontífice y 3) llevar a cabo la reforma de la Iglesia.

El concilio tuvo que afrontar grandes problemas de procedimiento: a) la elección de la presidencia de las sesiones que fue ostentada en un principio por Juan XXIII, b) la protesta de los embajadores de Gregorio XII, y c) la cuestión del sistema de votación(6).

c. Planteamiento del Concilio de Constanza

Para abordar la significación del Concilio de Constanza debemos plantearnos una serie de interrogantes sobre la situación político-religiosa de la época.

¿Cuándo se celebró el Concilio de Constanza?

Dicho concilio ecuménico fue convocado el 30 de octubre de 1413. El cónclave se desarrolló entre el 5 de noviembre de 1414 y el 22 de abril de 1418 en la catedral de la ciudad que le dio nombre, Constanza.

 ¿Quiénes lo convocaron?

Principalmente fue impulsado por el emperador germánico Segismundo de Luxemburgo o de Hungría y lo convocó el papa electo en el Concilio de Pisa, Juan XXIII. El Emperador patrocinó la solución del Cisma al dar asilo y protección en la corte imperial al antipapa Juan XXIII que había sido expulsado de Roma.

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Segismundo de Hungría se había puesto en contacto con el rey de la Corona de Aragón proponiéndole la celebración de un concilio general en Constanza con el objetivo de lograr la unidad de la Iglesia en un solo pontífice. El rey Fernando de Antequera transmite la propuesta de Segismundo a Benedicto XIII y tras largas conversaciones consigue que éste se adhiera y acepte participar en aquel concilio, pero con la promesa que fuera patrocinado por el rey de la Corona de Aragón.

¿De dónde procedían los representantes que asistieron al concilio?

El ecumenismo del concilio se pone de manifiesto por el número de participantes. Allí se reunieron representantes de Francia, Inglaterra, Escocia, Polonia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Nápoles, Aragón y Castilla y, naturalmente, el emperador Segismundo de Hungría.

Las desavenencias y desencuentros anteriores propiciaron que no existiera gran entusiasmo en su convocatoria, aunque la mayoría de los jerarcas eclesiásticos y monarcas consideraban que era imprescindible si se quería acabar con el Cisma de Occidente. En los inicios, Francia e Inglaterra acogieron con indiferencia la convocatoria, aunque inmediatamente sus representantes se erigieron en los más proclives a su celebración. Pronto prestarían, también, su apoyo los Estados de la Península Itálica. En un principio las mayores dificultades para su celebración procedían de Aragón y Castilla por su fidelidad, aparentemente, a Benedicto XIII y por la obcecación de este Papa. Para salvar este escollo una embajada de franceses, alemanes e italianos se entrevistó con Fernando de Antequera, rey de la Corona de Aragón y regente de Castilla, en junio de 1414 en Zaragoza, para transmitirle el deseo de que debía convencer al Papa Luna.

¿Cuál fue la finalidad de su celebración?

Dar solución al Cisma de Occidente y estudiar la reforma de la Iglesia.

El Concilio de Pisa de 1409 había resultado infructuoso para solucionar la división del Cisma de la Iglesia. Para solucionar el problema se convoca el Concilio de Constanza. Tres personalidades de la Iglesia requerían para sí el solio pontificio: Juan XXIII elegido en Pisa para suceder a Alejandro V, Gregorio XII en Roma y Benedicto XIII en Aviñón. Éstos dos últimos no reconocían que la autoridad conciliar estuviera por encima de la propia, ya que se consideraban papas legítimos, y consecuentemente persistían en su empeño de seguir dirigiendo los designios de las facciones de la Iglesia que les seguían.

¿Solucionó el problema sucesorio la elección del papa Martín V en la ciudad de Constanza el 11 de noviembre de 1417?

Sí. En breve tiempo se dio fin al Cisma de Occidente.

A Constanza acudieron numerosos doctores eclesiásticos de una gran parte de Europa. En dicha ciudad debatieron y argumentaron sutilmente las prédicas expuestas en latín. Las dubitaciones de la participación de representantes de la Corona de Aragón y de Benedicto XIII propiciaron que cuando en enero de 1415 envían sus emisarios al concilio se encuentran que ya otros embajadores presentes habían decidido que la solución al problema del Cisma era la abdicación de los tres papas que deseaban para sí el ostentar la tiara pontificia. Gregorio XII abdicó, Juan XXIII fue depuesto, y solamente faltaba saber la actitud y decisión de Benedicto XIII.

Vicente Ferrer en sus Sermons hace referencia al Cisma de Occidente y a la situación creada:

E ja ha prop XL anys que dura lo cisma. Oo, quinyes tenebres tan forts! Los tres dies signifiquen los tres papes que ara són: lo papa Johan, lo papa Gregori, lo papa Benet; e de quiscun realme ha de grans doctors e santes persones qui tenen ab cascú de aquests papes realment, e no conexen qual és verdader. ¡Oo, quinya tenebra (7).

La elección del moderado cardenal Otón de Colonna con el nombre de Martín V (8) en Constanza logró minimizar las tensiones, y supuso el fin de cuarenta años de disputas y diatribas que duró el Cisma de Occidente (9).

El Dietari del capellà de Alfons el Magnànim refleja:

E l’any de M.CCCC.XVII., a XI de noembre, en Gostança tengueren consili, hon fonch l’emperador e misatges dels reys de cristians, e feren cardenals e prelats; e elegiren papa Marti (10).

A muchos de los purpurados no les gustaron las constantes presiones que sufrieron, ni los intentos de influir de monarcas europeos en la decisión final, ni tampoco la presencia en las sesiones del conclave del emperador Segismundo.

El más contestatario de la elección final fue el aragonés Pedro Martínez de Luna, quien abandonó los planes de sumarse al concilio y huyó de la sede de Aviñón al castillo templario de Peñíscola. Tras largas negociaciones entre Segismundo y el rey de la Corona de Aragón, Fernando I de Antequera, a quien pertenecían gran parte de los territorios de obediencia de Benedicto XIII, consiguió que un grupo de sus cardenales abandonaran su obediencia y votaran y acataran la destitución del mismo. Entre ellos, fray Vicente Ferrer.

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En julio de 1414 se reunieron en Morella el rey Fernando I de Aragón, el papa Benedicto XIII y el dominico fray Vicente Ferrer para tratar la cuestión de la renuncia de Pedro Martínez de Luna de la tiara y solucionar el Cisma de la Iglesia. Las negociaciones fueron infructuosas. No se pudo vencer la intransigencia del antipapa. Esto determinará que Aragón, Castilla y Navarra abandonaran la obediencia religiosa debida al Pontífice.

En ese mismo año de 1414 mientras estaba celebrándose el más importante debate interreligioso en la Corona de Aragón entre representantes cristianos y judíos -Disputas teológicas de Tortosa y Sant Mateu- se reunió el Concilio de Constanza. En dicho Sínodo se depondrá al aragonés papa Luna de la dignidad papal y la Corona de Aragón renunció a prestarle oficialmente obediencia.

El 6 de enero de 1416 fray Vicente Ferrer, que le había prestado grandes servicios y tenido “militancia por el papa Luna”, fue el encargado de leer en Perpiñán la fórmula de substracción de una parte de la Cristiandad a su autoridad papal (11).  

Jerónimo Zurita recoge el texto en los siguientes términos:

 (…) Por el sosiego de todo el pueblo cristiano, profesaba, prometía, votaba y juraba a Dios y a la Iglesia y a aquel Santo Concilio que, libremente y espontáneamente, daría paz a la Iglesia por el medio de su sencilla renunciación al pontificado y la cumpliría con efecto, según la deliberación del Concilio, cuando Pedro de Luna que se llamaba Benedicto XIII y Ángelo Corario que se decía Gregorio XII, por si o por sus representantes, renunciasen y cediesen el pontificado, o por otra cualquiera vía, que por su renunciación se pudiese alcanzar la unión de la Iglesia para la extirpación de aquel cisma (12).

Con anterioridad, el monarca Fernando I de la Corona de Aragón había intentado resolver la cuestión forzando la abdicación de los tres papas. Dicho monarca intentó convencer al emperador Segismundo de Luxemburgo y demás representantes de los reyes de una parte de Europa para que aceptasen una reunión en Perpiñán, pero tanto Segismundo como los mandatarios de Inglaterra, Hungría y Navarra no aceptaron la convocatoria. También se opuso a esta reunión el infante Alfonso de Aragón -el Magnánimo- que iba a representar a su padre que se encontraba en el lecho por la enfermedad que le ocasionaría la muerte.

De agosto a diciembre de 1415, Pedro Martínez de Luna mostró una pertinaz obstinación en oponerse a su renuncia. Las presiones de Europa, de los asistentes al Concilio de Constanza y hasta de fray Vicente Ferrer, que había sido defensor de Benedicto XIII, recaían sobre el monarca de la Corona de Aragón. Por todo el orbe cristiano se extendía el clamor de un sentimiento de unidad de la Iglesia (13).

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Ante la actitud inflexible del papa de Aviñón, Benedicto XIII, y su negativa a abdicar, el 13 de diciembre de 1415, Fernando I concertó una convención en Narbona en donde los representantes del Concilio de Constanza pudieron constatar su oposición a la propuesta de la Iglesia.

En tres ocasiones se requirió al papa Luna para que renunciara. La primera, en noviembre de 1414. El emisario fue el hijo del rey de Aragón, el Infante don Enrique -tercer hijo de Fernando de Antequera- acompañado de los obispos de León y Burgos. A esta requisitoria respondió: “Dios sabía que siempre fue su intención de dar paz y unión a la Iglesia”. En la segunda, con fecha de 29 de noviembre de 1415, se recoge en un documento que refleja que una embajada encabezada por fray Bonifacio Ferrer, General de la Cartuja de Vall de Christ y Pedro Jutglar, maestro en Sagrada Teología y confesor de nuestro primogénito el Infante Alfonso, enviada por el rey Fernando al papa Benedicto XIII, le solicita la abdicación en pro de la unión de la Iglesia (14). Tampoco logró su propósito. El rey aragonés quiso saber el parecer de fray Vicente Ferrer, personalidad que concitaba bastante consenso en la Cristiandad “por su santidad, su vida y su doctrina”, y fue llamado ante el Monarca. El dominico valenciano declaró que “si no viniese la respuesta de Benedicto a la tercera recuesta, no se debía tardar en salir de su obediencia, considerando que sus dilaciones eran causa de la destrucción de este negocio”. El antipapa Pedro Martínez de Luna persistía en una postura irreductible y se había asentado con toda su Corte papal en el castillo de Peñíscola. La tercera requisitoria lleva fecha de 21 de diciembre de 1415. En ella se le ruega, de nuevo, su renuncia. La respuesta continuó siendo negativa. Se aferró en mantener su postura (15).

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Antes de quitarle la obediencia debida, el rey de la Corona de Aragón rogó al emperador Segismundo y al rey de Castilla que concertasen una “confederación de esperanza” porque todavía Fernando I confiaba en el Papa, pues había recibido favores y ayudas de la casa real. A pesar de todas las advertencias la obcecación de Pedro Martínez de Luna no fue vencida (16).

En 1415 se reunieron en Perpiñán el papa Benedicto XIII, el emperador Segismundo y el rey Fernando I y otros embajadores de otros reyes para solucionar el problema del Cisma. El resultado fue negativo (17).

Varios documentos reflejan el deseo de que Benedicto y sus representantes acudieran al Concilio de Constanza.

  • El 24 de febrero de 1415 en París, Carlos VI, rey de Francia concedía salvoconducto de libre paso por su reino a Benedicto XIII si éste acude al Concilio de Constanza, así como a los embajadores que quiera enviar(18).
  • El 4 de febrero de 1416 en la ciudad de Constanza, los padres del Concilio de Constanza convocan a las autoridades eclesiásticas y civiles de los reinos de Fernando I, con el fin de que acudan al concilio (19).
  • El 6 de abril de 1416, en Igualada, Alfonso V, rey de Aragón (…) exhorta al clero regular y secular, estudios generales, universidades y nobleza de sus reinos a que acudan al Concilio de Constanza (20).

La cuestión de privarle de sus atributos y apartarse de la obediencia a Benedicto XIII se registra en varios documentos de la Corona de Aragón. El 6 de enero de 1416, fray Vicente Ferrer lee el documento de substracción de obediencia del reino de Aragón a Benedicto XIII.

  • El 31 de enero de 1416 una embajada del rey Fernando I, presidida por Antonio Caxal, General de la Orden de la Merced, explica a los prelados reunidos en Constanza la substracción de obediencia a Benedicto XIII, exhortándolos a procurar por la unidad de la Iglesia, y pedirá al emperador Segismundo y al concilio que convoquen insistentemente a fray Vicente Ferrer a la Asamblea (21).

Esa misma embajada consideró conveniente y podía ser fructuoso que se incorporara también el maestro Vicente Ferrer, como se extrae del siguiente texto del documento.

Item, explicara al dit rey dels Romans e missatgers de la congregacio de Costança notificant-les com seria molt fructuos que mestre Vicent anas a la dita congregacio e concili celebrador (22).

  • Un “Manament”, de 4 de febrero de 1416, del rey Fernando I al Gobernador del Reino de Valencia, Vidal de Blanes, le transmite que proceda con rigor contra el obispo y el capítulo de la ciudad, el brazo de los caballeros y el síndico de la capital, que han protestado contra la substracción de obediencia al papa Benedicto XIII decretada por la Corona (23).
  • El 6 de febrero de 1416 el rey Fernando I de Aragón comunica a los “consellers” y “jurats” de las ciudades de Barcelona, Valencia y Zaragoza, que en el día de la fecha ha declarado, en nombre del rey de Castilla, su sobrino, la substracción de la obediencia al papa Benedicto XIII (24).

Se diligenciaron tres cartas similares certificadas en Perpiñán con nuestro sello y por indisposición de nuestra persona, firmada de mano de nuestro primogénito.

  • El 10 de enero de 1418 en documento otorgado en la ciudad de Valencia el rey Alfonso el Magnánimo notifica a los “consellers” de Barcelona y a los jurados de la ciudad de Zaragoza y a los “jurats” de la ciudad de Xàtiva que los cardenales y prelados que estaban al lado de Benedicto XIII en Peñíscola le han abandonado y pasado a Castellón de la Plana, después de conocer la elección de Martín V, hecha en concordia en Constanza (25).

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En torno a 1380 Vicente Ferrer escribe el tratado De moderno Eclesiae schrismate, mostrándose partidario del nombramiento, como papa, de Clemente VII, que residía en Aviñón, y no de Urbano VI, que ocupaba la sede en Roma, obra que dedicó al rey don Pedro el Ceremonioso.

Durante años asesoró y acompañó al cardenal Pedro Martínez de Luna y mantuvo estrechas relaciones con el futuro rey Martín el Humano. En 1394, al ser nombrado Pedro de Luna, papa en Aviñón, con el nombre de Benedicto XIII - Papa Luna - se incorporó a la corte pontificia donde permaneció hasta 1398. Posteriormente, se dedicó a la predicación hasta 1412, recorriendo parte de Europa Occidental y las tierras de la Península Ibérica. Reyes, príncipes, prohombres y jurados recomendaron la asistencia a los sermones del santo valenciano y suministraban salvoconductos y protección para Vicente Ferrer y las personas que le seguían.

El 6 de enero de 1416, en Perpiñán, se hacía público –con el asentimiento de Vicente Ferrer- el auto de substracción a la obediencia del papa aragonés Benedicto XIII, tras veintidós años de haber ostentado el pontificado. El rey de la Corona de Aragón, Fernando I, no asistió a su publicación, por enfermedad, pero se desplazaría inmediatamente por mar a dicha ciudad para darle mayor relieve al acto. Fray Vicente Ferrer en el sermón que pronunció justificó la substracción al papa Luna para lograr la paz y la unidad de la Iglesia.

La personalidad del papa Benedicto XIII despertaba admiración durante un período de su pontificado (26); pero, cuando se agravan los problemas planteados por el Cisma y surge la controversia en torno a la legitimidad del Pontífice, la actitud de los fieles fue cambiando.

A finales de noviembre de 1417 es elegido Papa en Constanza Martín V, siendo reconocido por el nuevo monarca de la Corona de Aragón, Alfonso V el Magnánimo, así como por los altos dignatarios, cargos e instituciones ligadas a la Corona.

 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

1 El poder de la Iglesia o espiritual y el poder de los Soberanos o teocracia monárquica que representaba el poder temporal, no estaban bien definidos en la población bajomedieval. Se aceptaba una connivencia entre la Iglesia y el Estado, aunque iban proliferando, con más profusión, planteamientos discordantes entre ciertos intelectuales que deseaban la separación de ambos poderes. Era la “doctrina de las dos espadas”.

2 “Ara pochs diez ha, lo religios frare Vicent Ferrer, prior del convent dels preÿcadors d’aci, que novellament, segons dehia, era vengut de Barchinona, vench a nosaltres e mostra’ns una carta de comissio a ell feta per lo cardenal d’Arago com a legat de la Seu Apostólical - cardenal Pedro de Luna, nombrado en 1378 legado pontificio en Aragón, Castilla, Navarra y Portugal por Clemente VII, papa de Aviñón- sobre la instruccio de la segona eleccio del Papa mostra’ns axi mateix una letra closa del dit cardenal endreçada al consell e a nosaltres, e prega’ns lo dit prior que, com ell volgues explicar aquests affers largament al consell, fessem aquell appellar e ajustar a dia cert”. RUBIO VELA, A., Epistolario de la València Medieval. València 1985, documento 86, pp. 235-236.

3 El caballo negro representaba el hambre; el caballo amarillo la peste; el caballo rojo la guerra; y el caballo blanco el triunfo de la muerte. Apocalipsis de San Juan, 6, 1-8.

4 La Guerra de los Cien Años fue un conflicto armado que enfrentó a los reinos de Francia e Inglaterra. Duró desde 1337 hasta 1453. El objetivo fue dilucidar quién controlaría las posesiones de los monarcas de Inglaterra que tenían en territorios franceses desde 1154. Este conflicto desencadenó implicaciones internacionales que dividieron a una parte de los Estados europeos en dos bloques. Apoyaron al reino de Inglaterra: Borgoña, el reino de Portugal, el ducado de Bretaña durante algún tiempo y Normandía; se inclinaron de parte del reino de Francia: la corona de Castilla, el reino de Escocia, el ducado de Bretaña, Génova, la corona de Aragón, el reino de Bohemia, el reino de Navarra. El resultado fue el triunfo de Francia y sus aliados, y la consecuencia la retirada de los ingleses de los territorios franceses. Cfr. CONTAMINE, Philippe. La Guerra de los Cien Años. Madrid, 2014. El autor hace una reflexión sobre la raíz y desarrollo del conflicto, así como sobre la complejidad de sus hostilidades.

5 ÁLVAREZ PALENZUELA, V. A., El Cisma de Occidente. Madrid, 1982. MARSILIO DE PADUA, Sobre el poder del Imperio y del Papa. Madrid, 2005. BAYONA AZNAR, B., Religión y poder. Marsilio de Padua, la primera teoría laica del Estado. Madrid, 2007.

6 El sistema del procedimiento del voto era cuestión transcendente, ya que si votaban cada uno de los asistentes el control de la Asamblea lo ostentaría el papa Juan XXIII, a lo que se oponían las monarquías, pues estaban escasamente representadas en el Concilio de Constanza, a pesar de la influencia que tenían en la Cristiandad.

7 Sant VICENT FERRER, Sermons. Volum Primer. A cura de Josep SANCHIS SIVERA. Ed. Barcino. Barcelona, 1942, p. 208.

8 MELGAR GIL, L.T., Historia de los Papas. Desde San Pedro hasta Benedicto XVI. Madrid, 2005. pp. 317-318.

9 El 11 de noviembre de 1417 fue elegido papa Martín V por los representantes de Alemania, Francia, Estados italianos, territorios hispánicos, Inglaterra, etc. Era de origen romano. Pertenecía a la familia de los Colonna que habían contado con veintisiete cardenales y fue el último de ellos en alcanzar la dignidad papal. Fue reconocido por todas las naciones de la Cristiandad. En el mismo cónclave renunció voluntariamente a la tiara Gregorio XII y fueron depuestos los antipapas Juan XXIII y Benedicto XIII.

10 Dietari. Edición e índices de Mª D. CABANES PECOURT. Zaragoza, 1991. “Com elegiren papa Martí”, p. 116.

11 DOÑATE GIMENO, J., “Presencia del Papa Luna en tierras de la Plana”. VI Centenari del Cisma d’Occident. El Cisma a les terres valencianes. Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura. Castellón julio-diciembre 1980. Tomo LVI, p. 465.

12 ZURITA Jerónimo. Anales de la Corona de Aragón. Edición de Ángel Canellas. Zaragoza, 1967-1985, t. XII. Recogido, asimismo, por ROCA TRAVER, F. A., Fernando I Rey de Valencia. Su vida y su obra. Valencia, 2012, p. 515.

13 ROCA TRAVER, F. A., Fernando I Rey de Valencia. Su vida y su obra. Valencia, 2012, p. 514.

14 “Premesa deguda recomendacio, ab les pus dolces paraules e motius que poran, li diran que, esguardada la disposicio gran que huy es a la unio de sancta mare Esglesia e la ejeccio (sic) e renunciacio fetes per e dels intrusos Johan e Gregori - se refieren a Juan XXIII (1410-1415) papa del Concilio de Pisa, y a Gregorio XII (1406-1415) papa de Roma – e que tot lo mon spera e es en oppinio que per la renunciacio per ell fahedora la dita unio se deu seguir, e aquella tot lo mon l’a vengut demanar e demana e supplica, e la gran gloria, e a Deu e al mon, que de la dita renunciacio se’l seguira e diversos altres bens qui necessariament se’n segueixen (…) E certa aço li diran e faran aquelles persuasions e induccions necessaries e pertinents, ajudants e profitans a la manera e effecte dessus dits. A(lfonsus), primogenitus”. Nota. No he reflejado los acentos ortográficos porque el texto original no los refleja. ACA, C, reg. 2409, f. 116 r-v. Documento de 29 de noviembre de 1415. Col.lecció documental (1291-1420), M. RODRIGO y J. RIERA. Universitat de València, 2013, vol. 2, doc. 959, pp. 1024-1025.

15 ROCA TRAVER, F. A., Op. cit., pp. 516-517.

16 ROCA TRAVER, F. A., Op. cit., p. 517.

17 Dietari “Com foren a Perpinya”. El Dietari recoge “E lo dit any de MCCC [XV] foren en Perpinya lo dit papa Benet, l’emperador, el rey Ferrando e molt misatges dels altres reys”, p. 116.

18 CÁRCEL ORTÍ, Mª. M. y SÁNCHEZ ALMELA, E., “El monasterio de Valldigna y el Cisma de Occidente”. VI Centenari del Cisma d’Occident. El Cisma a les terres valencianes. Boletín de la Sociedad Castellonense de Cultura. Castellón julio-diciembre 1980. Tomo LVI, doc.2, p. 677. Documento del AHN. Clero, Valldigna. Bernardos. Carpeta 3387, nº 19. Traslado del documento original realizado por Juan de Campos, notario público, el 24 de febrero de 1415.

19 CÁRCEL ORTÍ, Mª M., y SÁNCHEZ ALMELA, E., Op. cit., doc. 6, p. 692. Documento del AHN. Clero, Valldigna. Bernardos. Carpeta 3387, nº 18. Traslado del documento original realizado por Juan Olcina, notario público, el 4 de febrero de 1416.

20 CÁRCEL ORTÍ, Mª M., y SÁNCHEZ ALMELA, E., Op. cit., doc. 7, p. 696. Documento del AHN. Clero, Valldigna. Bernardos. Carpeta 3388, nº 1. Traslado del documento original realizado por Juan Olcina, notario público, el 9 de abril de 1416.

21 Archivo de la Corona de Aragón. ACA, C, reg. 2441, f. 28 r-v. Documento de 31 de enero de 1416. Col.lecció documental (1291-1420), M. RODRIGO y J. RIERA. Universitat de València, 2013, vol. 2, doc. 961, pp. 1026-1028.

22 ACA, C, reg. 2441, f. 28 r-v. Doc. 961, de 31 de enero de 1416. Col.lecció documental. Op. cit., p. 1028.

23 ACA, C, reg. 2441, f. 52 v. Doc. 962. Col.lecció documental. Op. cit., pp. 1029-1030.

24 ACA, C, reg. 2441, f. 44 r-v. Doc. 963. “Lo rey. Certificam-vos que nostre car nebot lo rey de Castella e la reyna, sa mare, volent seguir nostra sancta e loable intencio e preposit sobre lo fet de la unio de la sancta mare Eclessia, nos han tramesos sos embaxadors ab poder bastant de publicar la substraccio per ells e tots sos regnes e terres feta de la obediencia de papa Benet”. Nota. No he reflejado los acentos ortográficos porque el texto original no los refleja. Col.lecció documental. Op. cit., p. 1030.

25 ACA, C, reg. 2702, f. 148 r. Doc. 979. Col.lecció documental. Op. cit., p. 1044.

26 Los grandes recibimientos y los agasajos que recibía en diversas poblaciones del Reino de Valencia es una prueba de ellos. Así lo constata la documentación de Libres de Consells. El 5 de diciembre de 1414 el municipio de Castellón manda pintar unos pendones que llevaron los muchachos con motivo de la entrada del Santo Padre, Benedicto XIII, en la población. Archivo Municipal de Castellón. (AMC). Libre de Consells, 7, acuerdo de 5/XII/1414. ROCA TRAVER F. y FERRER NAVARRO, R., Historia de la Cultura Valenciana (1401-1499). Tomo II. RACV, Valencia, 2004, doc. 1318, p. 492. El 5 de diciembre de 1414 recoge la documentación que se adecenta la Plaza Mayor de la villa de Castellón con motivo de la estancia en la población de Castellón del Papa Benedicto XIII. Op. cit., doc. 1319, p. 492. El 6 de diciembre de 1414 el municipio de Castellón realiza diversas compras y contrata a juglares con motivo de la entrada del Santo Padre en la villa. Op. cit., doc. 1320, p. 492. El 19 de enero de 1415 el Santo Padre Benedicto XIII entró y permaneció en Villarreal, a cuya población acudieron capellanes forasteros. Op. cit., doc. 1325, p. 494. La ciudad de Valencia también fue visitada por el Pontífice. El 27 de marzo de 1415 el Consell de la ciudad de Valencia pregona a todo el vecindario que “lo Sant Pare Papa Benet XIII” impartirá su bendición y otorgará indulgencias a las ocho de la mañana en la “Plaça de la Seu de la Ciutat, appellada de la Fruyta”. Op. cit., doc. 1327, p. 495. El 2 de abril de 1415 la villa de Castellón atiende diversos gastos por la llegada del Papa y de los reyes, doc. 1328, p. 495. El 2 de abril de 1415 la villa de Castellón abona diversos jornales con motivo de las visitas reales y del Papa. Op. cit., doc. 1329, p. 496.

  • José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia, 
    Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de 
    Plata de la Ciudad de Valencia.