¿Y ahora con qué lo sustituyo?
Soy un veedor ocasional de televisión. Algún partido de fútbol y de baloncesto, alguna carrera, algún programa de ciencia o naturaleza y poco más.
Mi confianza en la Justicia es grande; en los jueces, tocando lo personal, no tanto, incluso aún menos. Vamos, como con la Política y los políticos.
Cuando comenzó el juicio por el “procés”, vi la primera sesión por el morbo que suponía ver a unas personas, que se creían superiores al resto de los mortales, tratadas como a los delincuentes que eran considerados. Vino después una segunda, tercera y enésima vez. Cuando no las podía ver en directo, las seguía por la noche. En fin, se me fueron cayendo mitos; aquellas gentes tan arrogantes sólo tenían dos piernas, ¡como yo!
Tras sus declaraciones siguieron las de los testigos, peritos, pruebas periciales y, finalmente, las conclusiones. Vi declarar a gente nerviosa, tranquila, prepotente, sencilla, profesional, autista, si se me permite la expresión, conocida… Todo un muestrario.