Bebés en el cementerio
Siempre había estado en el cementerio de Teruel para lo que es habitual: asistir a entierros y acudir a rezar por los seres queridos. En esas ocasiones, solemos ir todos con gran respeto y hasta silencio, centrados en el motivo que nos congrega: otra cosa que nos distrajera casi nos extrañaría y casi dolería, pues sería como traicionar y traicionarnos. Sin embargo, todo cementerio esconde una parte importante de la historia de una ciudad o un pueblo. Lo comprobé el pasado sábado, cinco de noviembre, en una visita guiada en el cementerio de Teruel. Haber nacido allí también contribuye a una mayor sensación de cierta obligación moral, histórica y hasta periodística.