La familia VIVES Y LA INQUISICIÓN

La familia Vives representó el prototipo de fidelidad así mismo. Las creencias religiosas familiares determinaron la vida del que es, sin lugar dudas, el intelectual valenciano más prestigioso y de mayor impacto en el ámbito internacional, Juan Luis Vives y March (1492-1540). Recibió el Santo Bautismo en la valenciana parroquia de San Andrés

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Hasta el siglo XIX se había mantenido la tesis de la ascendencia de este gran filósofo de una familia de raigambre de cristianos viejos. Será a mediados de dicho siglo cuando el erudito José Amador de los Ríos apuntó la sospecha de que el humanista Vives fuese converso y descendiente de familia judaizante en su voluminosa obra Historia de los judíos españoles. Un siglo después, a mediados del siglo XX el estudioso Américo Castro insistió en el judaísmo de Vives en su obra La realidad histórica de España. Los documentos probatorios que la investigación ha sacado a la luz confirman la ascendencia judía por vía paterna y materna.

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El estudio de los protocolos inquisitoriales de Miguel de Pinta Llorente y del intelectual y aristócrata valenciano José María de Palacios que fueron copilados en una colección titulada Procesos inquisitoriales contra la familia judía de Juan Luis Vives así lo testimonia.

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Su madre Blanquina March fue descendiente de los primeros nobles que acompañaron al rey Jaime I en la conquista de las tierras de Valencia. Siendo doncella reconoció haber realizado en su infancia prácticas judaizantes de las cuales había adjurado. La estirpe de los March es famosa en las tierras valencianas, considerándose que Blanquina fue descendiente del gran Ausias, el más ilustre de nuestros poetas medievales, bien conocido por su “Cantich de Amor” y sus “Cantichs espirituals”.

La genealogía de su padre, Luis, está menos clara y existen varias hipótesis sobre los orígenes de la rama paterna.

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Según el filósofo Luis Vives el matrimonio de sus padres vivió en una ejemplar unidad. En su obra Formación de la mujer cristiana escribe: “Blanca mi madre, llevando 14 años de matrimonio, nunca vi que diera enojo ni me acuerdo que riñera con mi padre. (…) era pública voz y fama que no había tales dos casados como mis padres y estaba en boca de todos, como ejemplo, la concordia de Vives y Blanca”.

En 1500 la familia Luis Vives, mercaderes de sedas y paños, se trasladó durante tres años a Elche, regresando de nuevo en 1503 a la ciudad de Valencia.

Es muy elocuente, la escena descrita por el mismo Vives al ser presentado por su padre al maestro: El padre le dice “Dios os guarde maestro” y al dirigirse a su hijo le dice “descubre tu cabeza niño y dobla tu rodilla derecha”.

Y continua la conversación en los siguientes términos: “Yo os traigo aquí a este hijo mío, para que de bestezuela que es, hagáis de él todo un hombre.

- Pondré en ello mi mayor cuidado.

- ¿Por cuánto enseñas?

- Si el muchacho es aprovechable por muy poca cosa, pero si no lo es, resulta cara mi enseñanza".

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Posteriormente, Luis Vives estudió en nuestro recién creado “Studium Generale”- Universidad de Valencia que había sido reconocida oficialmente por el Papa valenciano Alejandro VI mediante Bula pontificia de 22 de enero de 1501 y el Privilegio real de 16 de febrero de 1502 otorgado por el rey Fernando II de Aragón.

Huyendo de la peste que azotaba la ciudad de Valencia, en 1508, el mercader Luis Vives, su mujer y sus cinco hijos se refugiaron por algún tiempo en la población de Llosa de Ranes, cerca de Xàtiva.

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A los 16 o 17 años, el joven Vives se trasladó a la Universidad de Paris a proseguir los estudios. Allí acudían estudiantes de todas las naciones y sus títulos tenían validez para toda la cristiandad. Marañón recuerda que la Sorbona era llamada la colonia de Valencia por el gran número de estudiantes valencianos que completaban su educación en esta Universidad, a principios del siglo XVI.

En 1520, su padre sería juzgado y procesado por judaizante, siendo finalmente ejecutado y posteriormente confiscada su fortuna. Años más tarde, se inició el proceso inquisitorial contra la memoria y fama de su madre doña Blanquina March, ya fallecida. El objetivo del “proceso post morte” fue la incautación de sus bienes.

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En 1523, Juan Luis Vives contrajo matrimonio en Brujas, donde residía, con Margarita de Valldaura, hija de Bernardo Valldaura y Clara Sirven, todos ellos conversos, cuyas familias también habían padecido procesos inquisitoriales.

El hecho de no regresar nunca a su Valencia querida le incrementó la nostalgia por esta tierra. Cuando habla en sus relatos de Valencia se observa que se enciende su pluma, adquiriendo, según escribió Ricardo Marín, “caracteres líricos y relumbres literarios, tocados de una admiración y de un afecto, que se mantuvo vivo y que difundió por donde pasaba”.

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En la dedicatoria de su obra Del Socorro de los pobres constata al elogiar la ciudad de Brujas donde residía. “he de confesar que yo tengo tanta afición a esta ciudad como a mi nativa Valencia”. Y en misiva dirigida al Rey de Inglaterra, titula su carta con la inscripción Juan Luis Vives “Valenciano” a Enrique VIII.

Muchos son los comentarios que se han hecho sobre la hecatombe familiar de este gran valenciano universal que es descrita por Miguel de la Pinta Llorente en los siguientes términos: “Historia tan dramática y singular como la de Vives nos hace meditar sus ideas y sentimientos, conociendo los terribles sucesos de su familia en España. Vives había abandonado su Valencia natal, enviado a Paris a continuar sus estudios. Y acató aquella determinación que se convertiría en exilio permanente y voluntario. Siempre se ha creído que si Vives acepta regresar a España, al ofrecerle la cátedra de Antonio Nebrija, hubiera padecido adversa fortuna, a pesar del espíritu amplio y liberal de la Universidad Complutense de Alcalá de Henares”.

Luis Vives fue un converso sincero, un valenciano-judío de medida y formas sorprendentes, como se deduce de la lectura de sus más de una cincuentena de tratados y de numerosos opúsculos y misivas dirigidas a grandes personalidades de la época. Nunca perdió el buen sentido y la mesura. Perteneció a lo que se entiende por humanismo integral y armónico.

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La lección heroica de Vives, más que en sus obras, se encuentra en su postura vital. Supo evadirse del vacío y decadencia moral de gente que le rodeaba. Mantuvo toda su vida un cristianismo ortodoxo pero sin dejarse llevar por posiciones de corte radical y defendió un audaz pensamiento político social avanzado.

 

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  • José Vicente Gómez Bayarri es Licenciado en Filosofía y Letras, Doctor en Historia, 
    Catedrático de Geografía e Historia, Académico de número de la RACV y Medalla de 
    Plata de la Ciudad de Valencia.