¡España! ¡España! ¡España!
Las jotas, en especial las aragonesas, siempre han sido un canto a las costumbres, a los sentimientos y en ocasiones simbolizan los latidos de un pueblo. Así decían en 1923 por primera vez las estrofas de unas jotas editadas por D. Luis Sanz Ferrer: “Todos los aragoneses al gritar ¡Viva mi tierra!, no dicen ¡Viva Aragón!, dicen ¡Viva España entera!” o aquella otra más conocida de: “Quien oyendo un ¡Viva España!, con un ¡Viva! no responde; si es hombre no es español y si es español no es hombre”.