Oltra decide, Puig preside

Tiene razón Mónica Oltra, vicepresidenta del Consell y consellera de Igualdad –y portavoz-, cuando afirma que el tripartito resiste y está “a prueba de bombas”, porque el tripartito depende de ella: lo sabe, ejerce y lo hace saber con frecuencia, y los demás también lo saben, incluido el propio Ximo Puig, que es president porque Oltra se lo permitió, tras un “tira y afloja” en que hizo valer el apoyo de Podemos para ser ella la presidenta. ¿Por qué cedieron Oltra y Montiel la presidencia? Es algo complejo, pero bien sabe Puig que lo será mientras ella quiera, y mientras tanto Puig ha cumplido su anhelado deseo de ser president, después de haber trabajado codo con codo durante años con el president Lerma: su sueño cumplido.

Si la CUP sugirió para Cataluña un gobierno catalán “coral” con varios líderes, en la Comunidad Valenciana tenemos un Consell con un coro muy desafinado, porque el protagonismo de los tres partidos políticos depende de veleidades personalistas sin coordinarse con los otros socios de gobierno o de intereses partidistas.

“Podemos” es un volcán en ebullición

Podemos está en ebullición permanente, un volcán reciente en la política española que, si hubiera cedido en algunos postulados radicales, ahora nos estaría gobernando junto con el PSOE de Pedro Sánchez y partidos independentistas.

En el PSOE no le dejaron a Pedro Sánchez ejecutar esos planes alocados, y menos mal, como se viene comprobando por la evolución que experimenta el partido de Pablo Iglesias. Aglutinar sólo por la rabia y el odio antisistema a un conglomerado de personas y sectores sociales tiene demasiados riesgos, como estamos comprobando, llámese populismo o radicalismo de izquierdas.

Es un volcán que arroja continuamente lo que lleva en sus entrañas. Seguro que Pablo Iglesias diría que es un buen síntoma de democracia interna, de debate plural, para revestir una situación compleja en su partido y peligrosa para España, incluidos los partidos que están gobernando en municipios y en comunidades autónomas con el apoyo de Podemos, porque están resultando cómplices del caos.

España y sus absurdos

Comparándonos con la gente de otras latitudes, uno de los signos distintivos de los españoles es nuestra falta de patriotismo, hasta el punto de que hablar mal de España suele ser el ejercicio habitual de la mayoría de nuestros conciudadanos. “Oyendo hablar a un hombre, es fácil acertar dónde vio la luz del sol; si os alaba Inglaterra, será inglés; si os habla mal de Prusia, es francés; y si habla mal de España, es español”. La famosa opinión de J.M. Bartrina, ya en el siglo diecinueve, es muy certera y describe una realidad absurda que debería llenarnos de vergüenza. Pero este sentir popular tiene un trasfondo ideológico e histórico, que ha sido estudiado por grandes intelectuales, como Menéndez Pelayo, Sánchez Albornoz, Maeztu, Ortega y Gasset, y Marías, entre otros. El “problema” España incluso ha atraído a intelectuales extranjeros -los “hispanistas” ingleses y americanos, sobre todo- que han estudiado nuestro país atraídos por la singularidad de sus contradicciones y grandezas.

Suscribirse a RSS del Club de opinión Jaime I y de estudios históricos