O Dios, o el absurdo
Contrariamente a lo que se piensa y se dice, la cuestión de Dios no pertenece al ámbito de la creencia religiosa con base en el sentimiento, sino que es una cuestión de la razón, la gran cuestión de la razón filosófica.
Así lo han entendido los grandes pensadores de la humanidad: Platón, Aristóteles, S. Agustín, Sto. Tomás de Aquino, Descartes y Kant, entre muchos otros. Cuando se reflexiona sobre la realidad, es ineludible plantearse la causa primera de todo, y el no hacerlo se frustra a la razón, cuyo fin no es otro que indagar los por qué de las cosas, aunque no sean visibles. En la historia del pensamiento, hay filósofos teístas y filósofos agnósticos, incluso ateos; pero lo importante es saber si se ejerce bien el oficio de la razón o no, porque este es el centro de la cuestión de Dios.