Quart Dumenge d’Advent

Aquell retor jove, podia dir lo que vullguera pero ad ell no l’anava a convéncer. No era que ell, ara a la vellea vullguera pontificar ni fer qüestió pròpia de si Concili sí, o si Concili no. Tenia molt clar que l’obediència era primordial en el quefer diari d’un sacerdot, no obstant, ningú li podia negar que havia segut encertadíssima la seua iniciativa, d’utilisar el disc de cant gregorià en aquella missa de Quart Dumenge d’Advent.

El dia i l’ocasió se ho mereixien, i per atra part, fea tants anys que aquella volguda volta no tornava fins a l’altar cap d’eco de pregàries en llatí…

Un èxit, sí, ¡tot un èxit! I si no ¿a qué es podria deure que l’iglésia estiguera hui casi plena? Era clar que la gent que passava pel carrer, es devia de sentir atreta per les maravelloses antífones de l’Intròit i els cants melismàtics del Gradual i l’Aleluya. ¡Aquell cant inefable i celestial que commovia a qualsevol que ho poguera oir!

La privada no es subsidiaria de la pública

Esperábamos todos que la  constitución de un gobierno fuera  una magnifica ocasión para alcanzar ese pacto estatal que, sobre educación, ofrecían todos los partidos. MAGNIFICA OCASIÓN, sí!

No creo sea pues un buen principio para ese pacto, la convocatoria de manifestaciones y la paralización de la LOMCE. ¿De verdad creen ustedes, que lo que necesitamos en este país, para mejorar la calidad del actual sistema educativo, es recurrir a la calle y seguir paralizando leyes educativas?

Yo creo, que lo que necesitamos todos es un compromiso de las administraciones a adoptar medidas eficaces para reforzar la libertad y el derecho a la educación y apostar claramente por la mejora de la calidad de nuestro sistema educativo.

La voluntad debilitada

Uno de los rasgos distintivos de la personalidad del hombre postmoderno y que nos permite entender, desde su misma raíz, muchas de las enfermedades morales de nuestro tiempo, es el debilitamiento progresivo de la voluntad, la facultad del espíritu que hoy se encuentra lamentablemente atrofiada. El hombre postmoderno es un hombre atiborrado de estímulos, de sensaciones, de deseos, pero carece de fuerza de voluntad: está como predeterminado para decir sí a cualquier sensación que le solicite e incapacitado para decir no a las tentaciones que le vienen de fuera o de dentro de sí mismo. Dice Max Scheler que esta capacidad de decir “no” mediante la voluntad es lo que distingue al hombre del animal y la manifestación más clara de que es espíritu.

¿La Iglesia católica es un estorbo?

No nos engañemos. Ha sido así desde el principio. La Iglesia Católica es un estorbo para todos aquellos que tienen una cosmovisión totalitaria de la sociedad y les molesta que otros puedan competir en un espacio libre y con las solas armas de la fe, de la razón y de la palabra.

Cuando el pueblo judío opta entre Jesús y Barrabás, no lo hace entre un profeta y un vulgar y peligroso delincuente La opción opera –según ellos- entre un molesto agitador que puede socavar los cimientos políticos y espirituales del pueblo judío y un carismático caudillo nacionalista, “un combatiente de las resistencia” contra la opresión romana, como dice el papa Benedicto XVI en su interesante libro titulado “Jesús de Nazaret”. El mismo origen semántico de la palabra Barrabás confirma la tesis expuesta por el papa (Bar-Abbas, quiere decir “hijo del padre”, una denominación típicamente mesiánica).

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