La cualidad de Pedro Sánchez de prometer una cosa y la contraria, pactar con quien haga falta para seguir en la Moncloa, sobrevivir en el PSOE y llegar a ser presidente del Gobierno, en definitiva ser un tahúr de la política, obliga a no tomarse en serio casi nada de lo que dice, o incluso a pensar que va a hacer lo contrario de lo que dice.
Hasta sus socios de Gobierno lo saben, y también que lo único seguro es que está en manos de ellos, podemitas, independentistas y filoetarras.
Un tahúr, incluso con esos rasgos tan conocidos, también comete fallos para sus propios cálculos. Y también Iván Redondo. De los últimos meses, destaca su error en la moción en Murcia, engatusando a Ciudadanos en su desesperación por gobernar en algún sitio más antes del hundimiento final, que fracasó, y desencadenó que Isabel Díaz Ayuso inmediatamente convocara elecciones anticipadas, convencida que la siguiente era la Comunidad de Madrid en presentarse una moción de censura.