Caraduras

En una universidad pública de la Comunidad Valenciana, durante los meses del Estado de Alarma, el personal del Servicio de Deportes no trabajó nada: universidad cerrada, confinamiento, y nadie haciendo uso de las instalaciones deportivas, lógicamente, por estar cerradas. Alguno de ese personal fue visto con frecuencia jugando al golf, no un día ni dos, sino semanas, meses. Tal vez cierta honradez profesional, sea el trabajo que sea, puede llevar a plantearse lo más ético en esas circunstancias, percibiendo un sueldo completo por no trabajar nada: estudiar, repasar, planificar o algo que esté vinculado con su trabajo, sin exhibir innecesariamente su situación, en una tragedia sanitaria y económica como la que vivimos. Uno de ese personal que no trabajó nada –al menos que se conozca– durante meses, al reincorporarse trabajó un sábado, y reclamó que se le pagara como horas extras. No sé si se le ha pagado como extras, pero ya la petición es de caradura.

Por pasarse de pillo: PLANAS DIMISIÓN

El Ministro de agricultura es el más pillo del gobierno y de cuantos han pasado por el ministerio de agricultura. No confundamos pillo con inteligente, competente o preparado para el cargo; ni creamos que esa pillería la utiliza para defendernos a los agricultores en Europa frente a los muchos problemas que la UE, con sus políticas globalistas y ecologetas, está provocando en el campo español (aclaro que ecologeta no es ecologismo, sino simplemente un postureo, que incluso en ocasiones perjudica a la ecología).

Actitudes políticas conciliadoras de FRAY VICENTE FERRER (y IV)

4. FRAY VICENTE FERRER Y LOS JUDÍOS

En las primeras décadas del Cuatrocientos la sociedad de la Corona de Aragón era un verdadero mosaico sociodemográfico, formado por las distintas clases sociales y por diversas etnias. La fusión biológica no era plena. Existía diferenciación racial y sociopolítica. El estrato cristiano de la sociedad dominaba a sarracenos y judíos, que se veían discriminados por su religión, bases socioeconómicas, pautas de comportamiento y su propia voluntad de segregación -por su endogamia o por la práctica de costumbres en la indumentaria, fiestas, comidas, actividades laborales, etc.-. Esta estratificación étnica, social y religiosa impedía el mestizaje y la aculturación plena.

La documentación recoge numerosas disposiciones, provisiones, mandatos y actuaciones que emanaron de la Cancillería de la Corona de Aragón, de las “Corts de Justicia” y de los “Consells municipals” de ciudades y villas del Reino que nos proporcionan noticias sobre las relaciones entre cristianos, sarracenos y judíos.

El Gobierno ataca "las tres ces"

Resulta complejo hablar de prioridades del Gobierno, pues la única real para Pedro Sánchez es permanecer en la Moncloa, cueste lo que cueste, cediendo en lo que haya que ceder. La supervivencia política es su prioridad.

Teniendo en cuenta esta realidad –dolorosa e inmoral-, habría que repasar cuáles son las prioridades de Pablo Iglesias y de cuantos apoyan al Gobierno de Pedro Sánchez. En síntesis, cada partido que apoya a Sánchez tiene una prioridad: sacar todo lo posible para sus intereses electorales o ideológicos, sabiendo que Sánchez cede en todo para sobrevivir. Así de penoso.

Sin embargo, el Gobierno es constante en atacar lo que podríamos denominar las tres “ces”, aunque no sean prioridades para Pedro Sánchez, sino de algunos socios de gobierno. O tengan, por decirlo de algún modo, una “paternidad” compartida o tolerada.

Las tres “ces” están en boca de todos: ataques al castellano, a la concertada y a la comunicación.

El común denominador de estas tres “ces” es el ataque a la libertad, la imposición sectaria, muchas veces ni disfrazada.

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