La indiferencia religiosa
Entre los profundos cambios que ha experimentado nuestra sociedad occidental en los últimos cincuenta años, hay que destacar la gran extensión de la indiferencia religiosa, la mayor dificultad a la que se enfrenta la Iglesia en su labor pastoral y evangelizadora. Es un fenómeno cultural y social nuevo, que no tiene precedentes. En la mayor parte del siglo veinte, el ateísmo militante de los regímenes marxistas fue la gran amenaza contra la religión, perseguida política y socialmente como alienación del hombre, a través de la intimidación y de la fuerza; hoy la situación es de muy distinto signo: Dios y la religión han dejado de ser, no ya una vivencia, sino una cuestión que despierte atención e interés en una gran parte de la gente. La animadversión de una minoría se ha convertido en la indiferencia de la mayoría. Son infinidad los que “pasan” de la religión, considerada una cultura superada del pasado, y Dios ya no está en el horizonte de la vida de nuestros contemporáneos, ni como cuestión última, ni como problema.