Espíritu deportivo
He de reconocer que, al escribir esta primera columna de 2024 -¡y llevo ya 23 años haciéndolo en El Mundo-Castellón al Día, que me otorga la condición de ser el colaborador más antiguo en el periódico, con la honra que eso tiene y la obligación de no fallar!-, me asaltan muchos recuerdos de 2023 y deseos para este año que acabamos de empezar, casi en forma de cascada. Tiene sus ventajas y sus riesgos, porque hay que ordenar y seleccionar lo que hemos vivido y lo que uno espera para este año: hay de todo, lo importante es vivir el presente. Ni se vive de recuerdos ni se vive de proyectos: siempre manda la realidad del “hoy”, que exige esfuerzo: nada es gratis.
También ayuda tener planes, siempre que sean realistas y seamos capaces de ser constantes: en este sentido, admiro a Rafa Nadal desde hace años, y ahora por su regreso victorioso ante Thiem, porque expresa magníficamente el espíritu de superación, el optimismo realista, el espíritu de lucha serena. Actitud útil ante la vida, el trabajo, la familia: sin utopías, tener objetivos realistas.