La sociedad decadente (II parte)
AI reflexionar sobre la sociedad actual —sus problemas, su comportamiento, su talante—, la impresión que experimentamos es de desconcierto, pues no alcanzamos a comprender lo que sucede y por qué sucede. Nos desconcierta la brutal crisis económica que padecemos, pero no es menos desconcertante la crisis de valores y de instituciones que no parece tener límite, pues en nuestra sociedad ya todo es posible, hasta lo más aberrante. Los cambios son tan radicales y tan acelerados, que lo que creíamos más sólido y estable en la configuración moral del ser humano —piénsese en la familia, por ejemplo— se destruye con suma facilidad. Y estos cambios destructivos no obedecen, como antaño, a ninguna ideología revolucionaria, tal como ocurrió en la revolución liberal o marxista.