La calle
En 1976, el entonces Ministro de Gobernación Fraga Iribarne afirmó ingenuamente que la calle era suya. El siguiente medio siglo demostró día a día que no tenía razón ya que la calle pasó a ser dominio de la izquierda tanto cuando ostentaba el poder como, especialmente, cuando no lo hacía. Baste recordar a modo de ejemplo la violencia desatada ante la sede del PP en 2004 que cambió el signo del voto y el resultado electoral, como la famosa “alerta antifascista” proclamada por el entonces líder de Podemos.
En realidad la calle debe ser de todos siempre que se utilice civilizadamente. En la calle se puede andar, correr, descansar; se puede expresar la aprobación o descontento de la marcha del pais; podemos manifestarnos o movilizarnos pacíficamente y siempre dentro de las normas legales, sin interrumpir el tráfico ni alterar el orden público.