La expulsión del ciudadano de la vida económica
La primera consecuencia del globalismo es esta. La actividad económica es absorbida por multinacionales controladas por fondos de inversión. Se crean fuertes monopolios que impiden la participación de los actores tradicionales (personas individuales, pequeños empresarios, familias) en la vida económica.
En este proceso, se genera, debido a la competencia desleal, la insostenibilidad de su actividad, y, en consecuencia, la quiebra de sus pequeñas empresas. Es lo que estamos viviendo día a día.
Hemos asistido en España al desmantelamiento de gran parte de la industria en aquel proceso durante los 80 denominado fraudulentamente “reconversión industrial” que en realidad habría que haber denominado “liquidación industrial”.