Radares y obras
El ayuntamiento de Castellón acaba de cobrarnos el Impuesto de Circulación. Hay quien dice que es el impuesto que paga más a gusto, por los gastos que supone en la ciudad la circulación de vehículos, como los semáforos, cuidado de las calles, etc. Ya se ve que hay opiniones y percepciones variadas, incluso en ese impuesto que supone en torno al 5% de los ingresos anuales de los ayuntamientos, que no es poco: los 67 euros anuales –pagan de modo desigual los modelos de vehículos– multiplicados por los 150.000 vehículos aproximadamente que tiene la ciudad de Castellón dan como resultado 10 millones de euros, que no está nada mal, aunque ya digo que el cálculo requeriría más precisiones. El coche, todo coche, es una fuente considerable de gastos e impuestos, y pienso que muchos o todos deberíamos reconsiderar su uso y en algunos casos su necesidad: la compra, revisiones periódicas, ITV, seguro, aparcamiento, elevado coste de la gasolina y gasoil ¡gravados por innumerables impuestos, por lo que yo no pago a gusto el impuesto de circulación!, y un largo etcétera.