El arte de enseñar a esperar

-¿A dónde vas a estas horas?, le preguntaron una amiga en la calle, a las nueve menos cuarto de la noche, un viernes.

-“Al Corte Inglés, a comprar pilas para el ratón del ordenador de mi hijo“

-“¿Y has salido de casa sólo para eso?

-“Hija, es que lleva una hora dando la murga, y ya con tal de no oírla…”

Actualmente, cuando los padres nos enfrentamos a la tendencia natural de los hijos a la impaciencia, a querer las cosas en el momento, la firmeza brilla por su ausencia, y hacemos concesiones tan ridículas y poco educativas como la del ejemplo real del inicio.

Los hijos no son tontos, y se dedican a tantear hasta dónde pueden llegar con sus padres en el afán por satisfacer inmediatamente sus deseos. “Con mi madre hago lo que quiero –decía con desparpajo una niña de 6 años a su profesora–: me pongo a llorar, y me da lo que le pido”.

Entramados corruptos

La corrupción puede ser mayor o menor, según lo que todos queramos, pues igual que “dos no riñen si uno no quiere” la corrupción puede presentarse como inevitable, única vía para trabajar con administraciones públicas, y eso no es así.

Se está juzgando en la Audiencia Nacional el Gürtel valenciano, la financiación ilegal del PP. Hay reconocimiento de empresarios, cabecillas de Gürtel y de Ricardo Costa, con una táctica procesal de Costa de elevar la culpa a Camps y a otros líderes pasados o actuales del PP. Las acusaciones deberían ir acompañadas de pruebas y las palabras de Costa exigen la espera de la sentencia firme de los tribunales: quitarse culpas y vertirlas en otros no puede ni debe salir gratis.

Los privilegios de la Iglesia Católica

Un líder decadente, de habilidosa y torticera palabra, buscaba votos desesperadamente. Las encuestas eran tozudas y auguraban resultados electorales nada prometedores. Entre sus recursos dialécticos preferidos proponía romper el concordato con la Iglesia Católica y acabar de una vez con los privilegios (sic) otorgados a la Iglesia. Con un recurso tan torpe como poco inteligente, buscaba arañar un puñado de votos entre los sectores más antirreligiosos de nuestra sociedad.

Era un recurso perverso. Este líder –antiguo alumno del madrileño Colegio del Pilar- sabía muy bien que no existen tales privilegios. No importaba. En este personaje, discípulo aventajado del florentino Maquiavelo, el éxito político siempre prevalece sobre los medios. No importa la ética ni la verdad. Que se lo pregunten a la señora Chacón.

La fuerza de la mujer

mujer fuerteEs muy doloroso escuchar, casi todos los días, un nuevo caso, sobre lo que se ha generalizado en llamar “violencia de género”, y casos aislados, pero cada vez más frecuentes sobre menores de edad y pornografía en móviles. Esto me ha llevado a releer el libro, de Wendy Shalit “Retorno al pudor” sobre el que se han realizado declaraciones como las siguientes:

George F. Will, Newsweek

“Retorno al pudor es una llamada a las mujeres para que ejerciten su poderosa capacidad de transformar la sociedad”

Un cuento chino

Por casualidad, haciendo zapping, estuve viendo un programa de TV que me dejó pensativa y un poco triste. Tras un examen del contenido y el conocimiento de la audiencia, una conclusión obvia es que lo sentimental tiene un fuerte tirón. Hasta el punto de que no requiere que la producción tenga calidad para tener audiencia.

La fuerte carga sentimental resulta así una mina de oro para cadenas de televisión, que pueden cuadrar sus cuentas y sacar beneficios con programas de bajo coste y buena audiencia. Al igual que los espectadores, yo creo que las cadenas también son conscientes de la escasa calidad de este tipo de programas, pero, paralelamente a los espectadores, su respuesta es que enganchan y atraen bastante audiencia. Buena parte del mecanismo generador de lo que se denomina “telebasura” está aquí.

No sólo Facebook miente

Facebook acaba de reconocer que, en la campaña electoral para elegir presidente de los Estados Unidos, difundió mentiras e insidias. Influyó en que saliera elegido Donald Trump.

Facebook lo ha reconocido, y reconoce que es un riesgo para la democracia, que puede contribuir, y mucho, en los resultados electorales. También puede influir en muchos otros aspectos, en casi todos, pero el caso de Facebook no es único, sino que todas las redes sociales y el mundo digital deben reflexionar, y los que somos usuarios.

Escribir estas líneas, precisamente un 24 de enero, en el que celebramos los periodistas a nuestro patrón, San Francisco de Sales, me produce una sensación compleja. Compleja es la situación siempre de los medios de comunicación, pero más todavía ahora con la revolución digital y la proliferación de las redes sociales.

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