No hay dolor más grande
Dicen que el peor castigo que los dioses pueden infligir a un ser humano es sobrevivir a sus hijos. Afortunadamente desconozco tal dolor, que me imagino inmenso, y que con solo pensar en tal posibilidad el alma se encoge. Desgraciadamente ocurre con cierta frecuencia que el destino no respeta la ley natural. El dolor de unos padres que tienen que pasar por ese trago se me antoja insoportable. Imaginemos como será si en lugar de uno son varios.
Los padres a los que me refiero son nuestros Reyes Católicos. No voy a glosar en estas cortas líneas sus logros y fracasos, que de todo hubo. Me centraré en el sufrimiento que hubieron de soportar como padres, perdieron a varios hijos y nietos, y también como reyes, pues sus esfuerzos y esperanzas se vieron truncados siendo los últimos de la dinastía Trastámara.