IMPUESTOS CRECIENTES
Hace muchos años, cuando me encontraba al comienzo de mi profesión, trabé amistad entre otros jóvenes colegas, con uno de los secretarios de la Embajada de Estados Unidos en Madrid. Un día de comienzos de abril me comentó que aquellas eran fechas gozosas para él porque desde entonces empezaba a trabajar para él y su familia. Durante los tres meses previos, entre enero y marzo había trabajado para el Estado que a través de los impuestos se quedaba con el 25% de sus ingresos.
En aquel momento -el último cuarto del siglo XX- aquella cifra me pareció escandalosa. Pagar a Hacienda una cuarta parte de tu sueldo resultaba exagerado. En España salíamos de un tiempo en que los impuestos eran tan reducidos que uno podía preguntarse cómo Franco pudo construir tantos pantanos con tan magra recaudación.
Los tiempos han cambiado mucho en no tantos años. La semana pasada aparecieron unos datos oficiales según los cuales la media de tributación en España es del 44%. Es decir que en estos momentos, el español medio trabaja para el Estado hasta bien entrado el verano.