Opinión

Tres bombas contra la familia

La celebración del Día Internacional de la Familia, el próximo día 15, merece alguna consideración sobre la familia. La mayoría reconocemos que es muy importante, la institución básica de la sociedad, y a la vez es frecuente una diferente concepción, unos aceptando que está muy amenazada y debilitada –evito la expresión “crisis” a propósito, por demasiado utilizada y no siempre bien entendida-, y otros hablando de una hipotética evolución moderna que quiere anular pilares básicos.

La familia genera muchos debates. Hay quien habla de ella como algo idílico, o incluso utópico a la vista de la realidad.

La visión antropológica que cambia el concepto natural –“natural”, no “tradicional”- de familia, la devaluación del matrimonio y el desprecio del compromiso son tres auténticas bombas demoledoras para la familia.

Familias llorando

Me gustaría poder escribir sobre la familia en la actualidad hablando de cohesión, estabilidad, cariño diario, respeto. Por supuesto que hay familias donde hay paz, libertad y felicidad. Sin embargo, es evidente que cuesta admitir que muchas familias sufren hoy, lloran, por la guerra, la pobreza, el paro o los enfrentamientos familiares. A esta situación no se llega por pura inercia, sino que hay ideologías e instituciones -y las ha habido- que promueven su debilitación, su disolución, su ruptura. Basta recordar el marxismo, entre cuyas prioridades figuraba la abolición de la familia: aniquilar la unidad básica de la sociedad para que el Estado formara y dirigiera a las personas.

ANA MARÍA DE SOTO Y ALHAMA

Ana Mª de Soto y Alhama, soldado de marina

Nacida el 16 de agosto de 1775 en Aguilar de la Frontera, el 26 de junio de 1793 sentó plaza como  soldado de marina bajo el nombre de  Antonio María de Soto.

El 4 de enero de 1794 embarcó en la fragata Mercedes, de 34 cañones,  y en noviembre participó en los ataques de Bañuls, en la defensa de Rosas.

Con el mismo destino, tres años más tarde tomaría parte en la batalla naval de Cabo San Vicente de 14 de febrero de 1797 contra la armada británica.

Destinada en las lanchas cañoneras organizadas para la defensa de Cádiz, luchó contra el bloqueo de la armada británica, que se vio forzada a retirarse.

La autocomplacencia de Lambán

La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales, el próximo 28-M, ayuda a entender muchas cosas, aunque no las compartamos. A veces, parece un concurso por parte de los líderes políticos de “a ver quién dice la mayor machada”, que con suavidad podemos calificar como autocomplacencia.

Ejemplos de esta autocomplacencia de los políticos en estos días los hay sobrados. Los justifican de muchas maneras: animar a sus votantes, proyectar una imagen de confianza y optimismo, dar titulares a los medios de comunicación, etc.

Javier Lambán, el presidente de Aragón, afirmó hace unos días: “Tenemos más talento que nadie para organizar la convivencia, para soñar y estamos pertrechados mejor que nadie con las herramientas de nuestra tradición, nuestra historia y nuestra cultura”.

Descubrir valores

Mi hermano Pepe falleció en Barcelona el pasado viernes, 28 de abril, a los 77 años, tras un largo proceso canceroso. Bien puede decirse que como él era, “sin dar la lata” y que “la vieja carroza ya dice basta”. Discreto, sacrificado, sereno en la larga enfermedad. Admirable su tesón aragonés, también en estos años en que estaba jubilado como catedrático de Instituto, de Filosofía, no paró de estudiar y publicar, intentando transmitir lo que él iba considerando cada vez más importante en la sociedad actual.

La ley de la vivienda

La vivienda, tener una vivienda, es una cuestión capital en cualquier país del mundo. Y lo es también en España como lo reconoce nuestra Constitución tanto en el artículo 18-2 (inviolabilidad del domicilio), como en el 47 (derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada).

Todo ello es muy hermoso pero lo cierto es que estos artículos, como algunos otros de nuestra Carta Magna contienen declaraciones de intenciones antes que mandatos que se cumplan al pie de la letra.

¿I ara quí te la culpa?

La sociollingüistica dona sorpreses algunes voltes. N’ha botat una en l’ultima enquesta sobre l’us del valencià de la Conselleria d’Educació (correspon a 2021 encara que els resultats es publicaren a finals de 2022). En resum, l’investigacio diu que l’idioma valencià es coneix mes pero s’usa menys.

Segons les dades i respecte a l’anterior de 2015, han aumentat els que saben escriure la llengua (+6%, un 40.8%), els que poden llegir-la (+5%, un 57.2%) i els que l’entenen (+3%, un 75.8%). Les sifres es mantenen per a l’habilitat oral (50%, parlen be o molt be) i puja el coneiximent en les zones castellanoparlants, especialment per l’efecte del sistema educatiu. Podem afirmar que els valencians, originaris o forasters, han millorat la competencia instrumental, les capacitats actives i passives. 

I ara be la contrapartida. Es dona la paradoxa que parlar-la en casa i en amics ha baixat significativament (-8%, de 2015 a 2021). Es molta gent. 

Promesas electorales

Estoy convencido de que los políticos que lean estas líneas no están de acuerdo, pero muchos de los que nunca hemos estado en un partido político ni estamos tal vez coincidamos.

Los políticos, máxime ante la inminencia de las elecciones autonómicas y municipales del 28- M –y unos meses después las elecciones generales– podrían hacer una reflexión sencilla sobre si candidatura: qué han hecho cada uno de ellos en estos años, también si han estado en la oposición, y en la campaña hacer balance, no limitarse a hacer promesas.

Claro que es exigente e incómodo lo que planteo: que a los posibles votantes les digan qué han hecho en estos años. Si optan a la reelección, que justifiquen con argumentos su candidatura. Si se presentan, es porque piensan que pueden aportar: que empiecen por resumir a qué se han dedicado.

Logros y promesas

La cercanía de las elecciones autonómicas y municipales, el próximo 28 de mayo, hace que llevemos ya un tiempo plagado de promesas ¡y eso que todavía no ha empezado la campaña propiamente dicha! Me he acordado de una frase que leí hace tiempo, con sorna y a la vez reflejo de lo que se siente por parte casi todos en estas semanas: “Vota a aquel que prometa menos. Será el que menos te decepcione”.

Si fuéramos anotando las promesas que los políticos están lanzando, soñaríamos que la perfección existe, y que todos y cada uno nos la van a hacer posible. Hay que distinguir las promesas que los candidatos municipales o autonómicos están ofreciéndonos, y calibrar su credibilidad. Desde luego, del actual tripartito en la Generalitat –PSPV, Compromís y Unidas Podemos– no oiremos promesas del tipo siguiente: “prometo defender la libertad de elección de lengua”, “prometo no imponer la ideología de género”, “prometo no aumentar organismos oficiales ni número de funcionarios”.

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