La CRISIS SANITARIA del COVID-19: Reflexiones. (y II)

Una vez finalizada la realización de la importantísima manifestación del día ocho de marzo, el gobierno decide reconocer la crisis y empieza a tomar las medidas por todos conocidas, declaración del estado de alarma incluido.

Conviene recordar que la propia Ley 36/2015 establece que los instrumentos de gestión de crisis servirán de apoyo en los estados de alarma y de excepción, con objeto de tener presente que la declaración del estado de alarma no invalida las medidas desarrolladas con motivo de aquella, sino que el estado de alarma las adopta e incrementa o modifica si fuese necesario.

Ante una situación de crisis como la que nos ocupa parece razonable activar un proceso de decisiones permanentes para manejar todos los recursos del estado que sean necesarios, adaptándose a los cambios de la situación para lograr su máxima rentabilidad. Dicho proceso debería contemplar distintos niveles de dirección y/o de ejecución para lograr que el proceso de decisiones se realice de forma ordenada y coherente.

La CRISIS SANITARIA del COVID-19: Reflexiones. (I)

A estas alturas de la crisis sanitaria que padecemos todo el mundo se preguntan cómo se han podido cometer tantos errores en la gestión de la crisis. La sensación de improvisación en la actuación del gobierno se ha extendido entre muchos sectores de la población. Para tratar de revertir esa sensación ahora parece que trata de imponerse el relato de que nadie vio venir la pandemia y lo que ha ocurrido podría haberle sucedido a cualquiera que estuviese en el gobierno.

Trataremos de reflexionar sobre el proceso general de hacer frente a una crisis dentro del marco de la Seguridad Nacional, tratando de adaptarlo al ámbito de la sanidad. No es motivo de este artículo la reflexión sobre el trabajo que llevan a cabo los científicos o expertos, sino la organización existente para dar respuesta a una crisis, en definitiva la gestión de la misma.

Los políticos ya tardan demasiado en bajarse el sueldo

La actual crisis sanitaria, laboral y social exige que todos hagamos esfuerzos, que asumamos sacrificios. Nos esperan meses muy duros, en que el gasto sanitario se multiplica y, en no pocos casos, se pueden salvar vidas humanas si hay medios idóneos.

Algunos han alzado la voz desde hace unos días para que los políticos se bajen el sueldo en esta situación. También change.org está recogiendo firmas: ya lo piden decenas de miles de españoles. No puede ser que sólo sufran los autónomos, los particulares, las empresas: la mirada está puesta en los políticos, que en teoría están para el servicio público en sus diversas versiones.

Este martes, en “Espejo Público”, Susanna Griso se unió a esta corriente, planteando esta rebaja, y pidiendo su opinión al publicista Luis Bassat, que se manifestó totalmente a favor de que los políticos se bajen el sueldo, y por supuesto replantearse las dietas, para ayudar a los necesarios gastos sanitarios.

Un diez a Servicios Sociales

La alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, anunció el pasado 20 de marzo la puesta en marcha del Servicio de Emergencia Social para atender especialmente a las personas más vulnerables por la pandemia. Lo hizo con amplitud, con el fin de no dejar desasistido a nadie, prometiendo facilidades ante la grave situación que estamos viviendo. Se han reforzado los Servicios Sociales dependientes del ayuntamiento y me consta que el personal no da casi abasto al aluvión de solicitudes de ayuda que están llegando en estos días. Era de suponer, pues todos sabemos los cientos o miles de personas que viven solas, mayores, dependientes o necesitadas de diversas ayudas en estas semanas de sufrimiento. Y todos nos hacemos cargo de lo duro que está resultando para esas personas oír o ver a través de los medios de comunicación el número de nuevos contagiados y fallecidos cada día, en la ciudad, en la provincia, en España, muchas veces estando solas.

Las INJERENCIAS de la UE en UCRANIA, y capitulo III: CRIMEA y la Guerra del DONBÁSS

En el primer capítulo vimos cómo la UE, ante la victoria del candidato pro ruso Yanukóvich, provocó, con sus denuncias de posible fraude electoral, que una Ucrania dividida en dos sentimientos contrapuestos, estallara en una revolución, “la Revolución Naranja”, en donde la única salida para evitar una confrontación civil, fue la repetición electoral, con el triunfo, esta vez sí, del candidato preferido por los dirigentes europeos.

En el segundo capítulo narramos cómo la UE y EEUU alimentaron una revuelta en Ucrania, “El Euromaidan”, contra el gobierno salido de las urnas en las elecciones de 2010. Dicha revuelta se radicalizó, acabó en manos del ultranacionalismo neonazi ucraniano, se tornó violenta, y finalizó deponiendo al Presidente legítimo y a su Gobierno, siendo sustituido por otro surgido de un autentico golpe de estado bendecido por la UE y EEUU, que no dudaron en reconocerlo a pesar de haberse hecho con el poder de forma tan poco democrática.

El DESASTRE FINAL de la GLOBALIZACIÓN: el coronavirus

Hace no demasiados años, se nos decía que el globalismo era bueno, se nos hablaba de la prosperidad que generaba, se nos vaticinaba que era el futuro…todos los economistas de carrera, convenientemente adoctrinados en sus respectivas universidades, estaban de acuerdo en este punto, era lo políticamente correcto; sin embargo, finalmente, la globalización sólo ha sido bien aprovechada por dos países en Europa, Alemania, la fábrica del mundo, y Holanda con sus reexportaciones clandestinas; y ha bastado un simple microbio, un simple virus, para que ese sistema, a priori tan perfecto, se fuera totalmente al traste, como lo absolutamente inútil que es, colapsando instantáneamente, de repente, en un momento, y colocándonos ante la peor catástrofe sanitaria que nadie recuerda y ante una total paralización de nuestra actividad económica, que asimismo nos augura ya una crisis financiera inmediata sin precedentes.

Una epidemia: PESTE BUBÓNICA

La pandemia del Covid-19 nos ha recordado que la población mundial está condenada a sufrir, de vez en cuando, epidemias que reflejan la debilidad de nuestra condición humana. La actual, no ha sido la primera, ni por desgracia será la última, a pesar de las investigaciones, medidas tomadas y precauciones que la ciencia y los gobernantes se afanan en desarrollar y aplicar. También está poniendo de manifiesto la solidaridad, la implicación de la ciudadanía y la improvisación.

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