El drama humano de la inmigración exige mente abierta, solidaridad, reflexión y también rigor. Las ligerezas son muy perjudiciales.
No sé cuántos inmigrantes irregulares ha conocido cada lector de estas líneas. Los que yo conozco son de un gran sufrimiento, superando muchos obstáculos –guerra, robos, hambre, heridas-, y se han adaptado a nuestro país.
Por supuesto que es complejo el problema, por eso hay que tener cuidado con las simplificaciones o las generalizaciones. Es sabido que la inmigración es, también, un gran negocio para las mafias, y hasta para ciertas organizaciones en los países de acogida, dato que a veces no se cuenta o se ignora.