Las poblaciones valencianas se manifiestan en defensa de los cítricos
La actual campaña citrícola está siendo la más ruinosa de la historia con mucha diferencia. Jamás se habían alcanzado precios tan bajos, ni se había quedado tanto fruto en los árboles sin recoger. Primero, el desastre alcanzó a las variedades tempranas de naranjas y mandarinas como consecuencia de la inundación en los meses de octubre y noviembre de miles de toneladas procedentes del Sur de África, debido al Acuerdo de libre comercio firmado en el verano de 2016 entre la Unión Europea y los seis países de la Comunidad de Desarrollo Sudafricana (Sudáfrica, Namibia, Botswana, Suazilandia, Mozambique y Lesoto). Y ahora le ha tocado el turno a la variedad estrella española por calidad y cantidad de producción: la clemenules. Afectada por esta saturación del mercado, sufrió un retraso sustancial, contagiándose de los bajos precios, de forma que, al final de campaña, muchos campos se encuentran sin recoger. Mientras que unos agricultores deciden tirar su producción al suelo, otros la malvenden a precios por debajo de los 10 cts.