El aprendiz de Nicolás Maquiavelo
Es una aberración que el presidente de la gran nación española sea elegido por los mismos que desean destruirla como estado y como nación. Solamente una ambición política sin límites éticos, enloquecida o enfermiza, desmedida, podría explicarlo. Es el caso más insólito y más grave de nuestra historia política. En este caso el elegido presidente es un niño bien. Así define el dicho popular a los jóvenes pertenecientes a familias acomodadas, de alta cuna (perdón Cecilia por copiar este pequeño fragmento de tu canción), Su padre es un reputado economista que dirigió muchas empresas y estaba muy vinculado a los altos poderes financieros. Su madre, abogada y funcionaria con destinos muy relevantes en la Seguridad Social. Vamos, que el ambicioso Pedro no tuvo que sufrir las carencias y los agobios económicos de muchos jóvenes de su generación para forjarse un futuro profesional estable. Ese flanco lo custodiaban y garantizaban celosamente los papás. No sé lo que opinaría Alfonso Guerra al respecto.

Pedro Sánchez vino a un concierto del FIB el pasado fin de semana, acompañado por su esposa. Si se hubiera quedado en esto, sería una noticia más del arraigo y tirón que tiene este festival musical, y el presidente del Gobierno tiene todo el derecho del mundo a organizar su descanso y el de su familia como le parezca oportuno, aparte de que siempre halaga que venga a la provincia de Castellón el presidente del Gobierno, sea del partido político que sea, pues así conoce mejor nuestras circunstancias y cultivan el afecto a personas, problemas, necesidades, ilusiones y hasta pueden comprometerse un poco más, aunque sólo sea un poco más.