Opinión

La incoherencia de Carolina Punset

Me parece totalmente incoherente que Carolina Punset deje la Ejecutiva de Ciudadanos y siga como eurodiputada, pues ha dejado muy claro que no está de acuerdo con muchas decisiones del partido de Albert Rivera.

Si tan en desacuerdo está, lo coherente debería dejar también su escaño como eurodiputada. Sin embargo, parece que ya cumple con la “coherencia” dimitiendo de la Ejecutiva, y ha dejado bien claro que lo de llamar “trozo de tela” a la Senyera valenciana y las posteriores reprobaciones de sus compañeros de partido en la Comunidad Valenciana sólo ha sido la gota que colma el vaso.

Carolina, hija del exministro Eduardo Punset, se siente defraudada por Ciudadanos, querría que fuera un partido que luchara contra el sectarismo de izquierdas y de derechas, y que también combatiera el regionalismo no independentista.

Los vaivenes de Ciudadanos son reales, pero la eurodiputada debería preguntar por su propia coherencia personal, aunque no esté de moda precisamente la coherencia política.

Proteger la maternidad

Cuatro entidades valencianas que defienden la maternidad y la vida han convocado una concentración este sábado, 22 de octubre, en Valencia, en el popular y emblemático Parterre, jardín presidido por una estatua de Jaime I. Piden que se paralice la derogación de la Ley de Protección a la Maternidad, decisión adoptada por el tripartito valenciano en las Cortes el pasado 13 de julio, con la abstención de Ciudadanos y el voto en contra del PP.

Los complejos nacionalistas

Tte. Delas

Como dice el profesor Ramón Tamames en su último y recomendado libro titulado ¿A dónde vas Cataluña?, cuando en el año 476 cayeron definitivamente Roma y su moneda, la acuñada por uno de los principales monarcas hispano godos, la “Euricus Hispania Rex” (“Euricus rey de España”), fue la imperante en la nueva Hispania visigothorum. La conciencia nacional de España estaba firmemente asentada en el pueblo visigodo, mucho antes de que naciesen históricamente Castilla, León, o el reino de Aragón y Cataluña. A partir del año 711, con la invasión musulmana, la lucha de la cristiandad tenderá hasta el año 1492 a la reconquista de la España perdida. El mismo rey Jaime I en sus memorias nos justifica la conquista de Alicante, por ejemplo, con el fin de salvar a España (sic).

El pensamiento débil

Uno de los signos más representativos de la “postmodernidad”, de la que tanto se habla en distintos medios, es el de la decadencia de principios, valores e ideales en nuestro tiempo, y a la que un filósofo contemporáneo, G. Vattimo, definió acertadamente como el pensamiento débil. En contraposición al pensamiento fuerte, que tiene convicciones firmes y sólidas, que defiende la validez permanente de ciertos principios y que se proyecta en ideales éticos o sociales, el pensamiento débil renuncia a toda certeza que no sea la de lo tangible, es enemigo de metafísicas, y profesa un tranquilo escepticismo que a nadie obliga y a nada compromete. Es esta debilidad del pensamiento, precisamente, la que nos hace entender desde su misma raíz muchas manifestaciones desconcertantes de nuestro tiempo. Hoy la gente piensa muy poco y piensa mal —pero ¿quiere, realmente, pensar?— y cambia de ideas con la misma facilidad y prontitud con que cambia de vestido según la moda.

Podemos amenaza al PSPV

Podemos amenaza al PSOE en muchos frentes, tiene una línea muy clara de desgastar a los socialistas. Sin embargo, no me refiero a la “amenaza” de ir acercándose o superar en votos y diputados a los socialistas, sino a la amenaza de las consecuencias que puede tener una abstención del PSOE que permita gobernar a Rajoy. Por mucho que Javier Fernández, presidente de la gestora socialista, esté preparando con mucho tacto la abstención, subrayando que no es lo mismo apoyar que abstenerse, en Podemos no han tardado en tomar posiciones ante esa hipotética abstención.

Los pactos PSOE-Podemos en diversas comunidades autónomas penden de un hilo, y así lo han hecho saber diferentes líderes. Uno de ellos, Pablo Echenique, no es un líder autonómico solamente, en este caso secretario general en Aragón, sino que también es secretario de organización estatal, por lo que su advertencia tiene más peso. Habla el líder aragonés, y habla el líder nacional.

La hemorragia del PSOE

Siempre produce algo de rubor citarse a sí mismo, también porque la memoria es muy selectiva, y todos tendemos a recordar lo que nos salió bien, o en el caso de los periodistas a evocar comentarios, opiniones o previsiones que “acertamos”.

Haciendo una excepción, en estas páginas publiqué el pasado 27 de julio “Lo menos malo para el PSOE”, en que expresaba mi opinión de que a los socialistas les interesaba abstenerse y permitir un gobierno de Rajoy, en vez de arriesgarse a unas terceras elecciones, y en vez de pactar con Podemos y los partidos independentistas.

Un PSOE “podemizado”

La realidad del PSOE inquieta al propio PSOE y a toda la sociedad española. Su naufragio es de tal envergadura que tiene ante sí la nada desdeñable tarea de redescubrir y volver a escribir su propia identidad. Si su fundador, Pablo Iglesias, que en 1879 lo alumbró, levantara la cabeza, su asombro sería máximo.

En 1979, en un congreso extraordinario, el PSOE renunció al marxismo. Fue una fecha clave para el partido, se optó por un centro izquierda moderado, cuando ya el marxismo a nivel mundial era rechazado, ocultado, incluso con vergüenza por las consecuencias que había tenido en diversos países, y que no es preciso recordar.

El PSOE se desangra, en parte por la irresponsabilidad de Pedro Sánchez, que antepuso su ambición personal a los intereses de su partido y de España. Sin embargo, no hay que ser simplista, y achacar la deriva socialista únicamente al exsecretario general.

Llamas en el PSOE

La asombrosa realidad del PSOE es tal que, cuando se publiquen estas líneas, puede haber algún elemento relevante o sorprendente en el devenir socialista. Con la dimisión de Pedro Sánchez, su decisión de seguir como diputado en el Congreso y de presentarse a las primarias, quien le dé totalmente por muerto se equivoca. Su ambición, su “ego”, alimentado por el su mujer, Begoña Gómez, no se han apagado. No es un adiós, sino un “hasta la próxima”, y esa próxima no sabemos cuál puede ser. Siguen las llamas en un partido fundado en 1879.

Tanto Pedro Sánchez como Pablo Iglesias se están ahora tirando de los pelos, más bien de la coleta en el caso de Iglesias. Si hubieran llegado a un pacto, ahora Sánchez estaría en la Moncloa: pero se empecinó Iglesias en apoyar el independentismo y ciertos postulados radicales que asustaban -y asustan-, y el pacto no fue posible, pese al desmedido afán de Sánchez de llegar a la Moncloa, jaleado en todo momento por Begoña, su mujer.

La necedad y su imperio

Cuando reflexionamos sobre el mundo de los hombres y su espectáculo, la impresión negativa que se recibe no es principalmente su egoísmo y maldad, sino su estupidez masiva. Es cierto que los hombres somos egoístas y malos, pero sobre todo somos estúpidos y necios, y la estrecha unión de ambos comportamientos nos hace del todo incorregibles. La necedad es la ignorancia pretenciosa y prepotente que no es consciente de que carece de adecuados conocimientos, sino que opina con osadía de todo sin tomarse la molestia de informarse de nada. Y es esto lo que la hace reprobable. Mientras que la ignorancia no es por sí misma un mal moral sino más bien una carencia, la necedad implica una actitud de imprudencia temeraria, de impermeabilidad a la corrección, y de comportamiento irresponsable. El necio se hace un malo incorregible.

Resaca electoral

De nuevo unos resultados electorales ofrecen multitud de análisis, algunos con más objetividad que otros, pues asombra también escuchar o leer comentarios que más bien parecen de un seguidor de un equipo de fútbol a ultranza que de una serena interpretación de los datos del escrutinio. Pero ya se sabe que algunas pupilas están tan teñidas de un color que hacen difícil analizar la realidad sin pasión partidista. También hay análisis de políticos que más bien parecen nacer de la venganza interna del partido que de los resultados propiamente dichos. De todo hay, en definitiva, y es bueno el intercambio de impresiones, a veces para reconocer falta de perspectiva o empecinamiento.

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