Saber descansar
Son días festivos, estamos en Semana Santa, días del máximo sentido religioso y también de descanso. Participar en procesiones y ceremonias religiosas también supone un descanso para el espíritu, y de hecho aumenta la participación cada año, por motivos distintos: fe, tradiciones populares, arte o vistosidad.
Algo tan humano como el descanso me sugiere unas líneas. Ninguno somos una máquina inagotable, tenemos brotes de cansancio físico o psíquico, según nuestro trabajo y las circunstancias de nuestra vida. Pienso que, en primer lugar, hay que aprender a no agotarse, sabiendo detectar situaciones duras que, precisamente en estos días, podemos reconocer y paliar, o empezar a mitigar. ¡Pobre de quien se crea ‘superwoman’ o ‘superman’! Algo básico: cuando se descubre un descosido, arreglarlo pronto antes de que el tejido se rompa. No agotarnos es reconocer nuestros límites.