La ambigüedad

La peor decisión es la indecisión”. (Benjamín FRANKLIN).

indecisiónEn la sociedad actual, muchos piensan que no es correcto el querer expresar con firmeza y sinceridad nuestros pensamientos y convicciones; como si nos costara decir sí o no a respuestas y opiniones importantes y trascendentes de los demás. Con frecuencia, o somos excesivamente sumisos, guardando silencio ante hechos reales que nos imponen y que por respeto humano silenciamos nuestra opinión. Otras veces en cambio, admitimos distintas interpretaciones de un hecho para dar la sensación sin quererlo, de disimulación, incertidumbre o ambigüedad al ocultar nuestras verdaderas creencias.

La honrada ambición

ambiciónLa honrada ambición es noble, útil y necesaria”. Así nos lo explicaba un joven teniente del arma de Infantería a los jóvenes reclutas del Regimiento “España 18” de Bétera. El significado magnífico y excelente de la honradez en la vida de los hombres.

La honrada ambición, para aquel joven teniente experto como el que más en las modernas técnicas de combate, pero escasamente dotado para la erudición filosófica y filológica, significaba de la manera más simple, hacer todas las cosas rematadamente bien (sic) con el fin de conseguir los objetivos profesionales propuestos en nuestras vidas. No valían las zancadillas, ni las trampas, ni los engaños.

La sociedad permisiva

Desde hace unas décadas, la permisividad moral en las sociedades democráticas aparece como un proceso imparable y acelerado. Se permite todo o casi todo en nombre y defensa de la libertad humana: ya no hay límites, porque nuestra idea de la libertad no quiere tenerlos, y ya no hay escándalos, porque lo impúdico es público y se ha convertido en algo normal. La eliminación de barreras no sólo se da en el ámbito de la sexualidad, sino que se ha extendido a toda clase de comportamientos, por inmorales y detestables que ellos sean. En esta revolución de costumbres, el principio es “prohibido prohibir”, famoso grito de la revuelta de estudiantes en el mayo francés del sesenta y ocho. Las prohibiciones del puritanismo victoriano de finales del siglo diecinueve han dado paso a las permisiones de la sociedad consumista del siglo veinte, y hoy estamos asistiendo a un verdadero desbordamiento de las malas costumbres cuya fuerza nadie puede contener.

La sociedad postmoderna

En las últimas décadas, se viene empleando el término “sociedad postmoderna” por parte de filósofos, analistas sociales y periodistas, sin que el lector tenga una idea precisa de su significado. A bote pronto, nos indica que estamos viviendo una nueva época cultural distinta de la época moderna, pero necesitamos saber cuáles son sus características y las diferencias fundamentales entre una y otra cultura. Y es importante saber esto, no sólo por el interés que siempre ha de suscitar el conocimiento de la historia, sino para entender en profundidad el talante existencial y el comportamiento de nuestros contemporáneos, que a menudo nos desconcierta porque no se ajusta a nuestras ideas preconcebidas. Un nuevo tipo de personalidad, tanto en el ámbito colectivo como en el individual, ha surgido en nuestra época, y describir sus características resulta imprescindible a la hora de entender los problemas culturales, políticos e incluso religiosos del tiempo que nos ha tocado vivir.

Federico García Lorca y Jose Antonio Primo de Rivera

Jesús Cotta acaba de publicar el libro titulado ROSAS DE PLOMO(“Amistad y muerte de Federico y José Antonio”), que ha merecido el premio STELLA MARIS de Biografía Histórica.

El libro es el fruto de una impresionante tarea de investigación. Acaba con no pocos de los mitos levantados por una izquierda muy interesada en aprovecharse políticamente de la trágica muerte del gran poeta español. Pone los puntos sobre las íes, objetiva e imparcialmente.

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