Descristianizar la nación
No, no todo es, en los espíritus, tranquilidad, paz, serenidad, calma, placidez. También hay desasosiego, inquietud, desvelo, preocupación.
Ya es cosa sabida que los temores van, sobre todo, a lo que pueda suceder con el asunto de la educación, el aborto, la familia y diversas otras cuestiones morales y trascendentes. Se teme que las leyes, futuras leyes, abran paso o den facilidades a una relajación de las costumbres, desconocida hasta ahora en nuestro pueblo, y que se inicie o inaugure una nueva época religioso-moral para peor.
Se atribuye a algunos periódicos y a algunos semanarios la intención manifiesta o evidente de descristianizar la nación. Recientemente escribía uno de nuestros obispos:
«Es claro que la libertad de expresión no siempre engendra una real libertad. Sin duda la libertad de expresión la disfrutan y la ejercen quienes poseen los medios públicos de expresión. Nos inundan con lo que quieren.