El desafío de la libertad de enseñanza
La libertad de enseñanza se presenta hoy como una de las libertades más urgentes. Se trata de un derecho natural de la persona con perfiles claros. Su contenido se puede definir en pocas palabras: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”, como proclama la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, promulgada por la ONU en 1948. Existe libertad de enseñanza allí donde los padres pueden ejercer este derecho; no existe allí donde se les impide ejercerlo.
Cuando se implanta la escuela única –el uniformismo estatal– es evidente que no se está respetando este derecho humano fundamental. Si todo es lo mismo no se puede elegir.
Gracias a la libertad de enseñanza, los distintos colegios pueden establecer su propio proyecto educativo, es decir, un conjunto de ideas coherentes que impregnan la enseñanza.
La libertad de enseñanza es también la garantía del pluralismo social. Toda estatalización supone siempre un monopolio contradictorio a la idea de pluralismo.