El caso Mediador
En cuestión de corrupción creíamos que lo habíamos visto todo, teniendo como protagonistas a gentes de todos los partidos e incluso a muchos ajenos a ellos. Pujol, Gil, los EREs de Andalucía, el caso Gürtel, el Púnica, etc… han quedado para siempre como epítome de un mundo sórdido que se resiste a desaparecer.
Aparece ahora un caso que es conocido por el apodo de su principal protagonista, Tito Berni, un figura destacado del mundo social y económico de Tenerife, que había montado un chiringuito en Madrid al amparo de su escaño en la Cámara Baja, por cuenta del PSOE, tal como lo diseñó el Presidente Sánchez al instalarse en la Moncloa.
Aquello podía sonar como algo inocente. Se trataba de reunir a un grupo de diputados amiguetes -alrededor de una docena- todos ellos miembros del PSOE, mezclados con hombres de negocios, ciertamente no de los más grandes que figuran entre los 35 del IBEX, sino de medianos empresarios agrícolas, ganaderos, lecheros, queseros procedentes de distintas autonomías pero particularmente de las Canarias.