¡No más organismos públicos!
Las promesas electorales de estos días se van multiplicando, y lo harán más conforme nos acerquemos al 28-M.
A veces, son promesas que parecen una carta a los Reyes Magos, un deseo genérico e inconcreto, utópico, imposible. De todas formas, si los políticos van haciendo esas promesas es porque piensan que atraen votos, que “regalan” los oídos de los electores, que dan la impresión de tener un programa concreto de trabajo de gobierno.
Lo de “trabajo de gobierno” ya no está tan claro. Son promesas, porque a los políticos les pedimos un trabajo más serio, pues cobran para ello, o aspiran a cobrar si salen elegidos. Muchos no saben lo que es un horario de trabajo exigente de 40 horas, o se pierden en reuniones, comités, viajes y actos para hacerse la foto. Ahora van acelerados, porque se juegan el sueldo el 28-M: es una agitación muy pasajera.