SER BACHILLER
Siempre he pensado que ser bachiller es algo muy importante. Si uno fuera capaz de estudiar y asimilar correctamente las materias contenidas en un programa serio de bachiller, estaría en condiciones más que suficientes para abrirse camino en la vida y podría permitirse el lujo de profundizar en las materias que en aquellos años adolescentes le habrían llamado más la atención al joven estudiante.
Los problemas son, sin embargo, diversos. El primero es que el bachillerato se cursa en una edad en que normalmente se está más en abrirse a la vida, en hacer amistades, en descubrir parejas, en renegociar las relaciones de familia, que en asimilar profundamente lo que nos proponen nuestros profesores. A esas edades es difícil tener profundamente asimilado que no se estudia tanto para evitar la regañina de los padres ante una mala nota o para evitar hacer el ridículo ante los compañeros cuando salimos a la pizarra, sino que se estudia para saber y para formarnos.