El último mensaje del Papa
Ni por asomo pretendo hacer una valoración de la figura y legado que deja el Papa Francisco. Otros lo están haciendo, en mi opinión con desigual acierto, porque se ciñen a algún aspecto, o se unen a prejuicios o estereotipos, parece que muy interesados.
Desde luego, es mi opinión, que puede ser tan respetada o rechazada como la de otros muchos. Simplemente, me gustaría que todos hiciéramos un esfuerzo por hacer una valoración –escrita o en conversaciones de estos días –sobre un complicado papado como el del Papa Francisco.
Opinar sobre un papado exige profundidad. Afirmamos y reconocemos que todos llevamos dentro un presidente del Gobierno y un entrenador de fútbol: arreglaríamos el país o un equipo con gran facilidad, a juzgar por nuestros comentarios: “Lo que tendría que hacer es…”, “esto se resolvería con…”.