Prudencia, no miedo
Los que estaban en la discoteca de Peñíscola donde ha habido positivos en Covid-19 han reconocido que estaba llena. Los temporeros que estaban trabajando en Aragón debían haber trabajado y vivido en mejores condiciones para no contagiarse. Son sólo unos ejemplos de que se debía haber sido prudente, y no estaríamos ahora lamentándonos. Es amplia la prevención en la pandemia, pero hay hechos que no debían haberse producido, si hubiera habido responsabilidad en las empresas o en los jóvenes. El coronavirus exige, en todos y cada uno de nosotros, prudencia, pero a la vez no debe generar miedo, auténtico pánico, como observo entre amigos y conocidos. La línea que separa la preocupación –que justifica la prudencia– de la obsesión o el pánico no es a veces nítida. A veces, un amigo o conocido nuestro defiende la línea de la prudencia, pero son sus propios familiares los que le tienen atemorizado, sin dejarle salir ni siquiera para hacer alguna compra.