Dejo para otra ocasión mi opinión
Un profesor y amigo mío solía decir hace años lo siguiente: "Somos la generación perdida, porque nos mandaron nuestros padres y nos mandan nuestros hijos".
Aunque la frase suene a chanza, tiene sin embargo bastante miga. Efectivamente, hay hoy un buen número de padres que tienen la impresión o el sentimiento de ser “mandados” por sus hijos. Es decir, se dan cuenta de que los hijos hacen algunas cosas que ellos, sus padres, desaprueban, pero éstos no tienen ni la energía ni los argumentos suficientes para oponerse. A la perplejidad inicial –la pena que les causa el hecho les bloquea- puede suceder una actitud pasiva, de resignación, impotencia o de abierta claudicación.
Este tipo de actitudes y conductas se encuentran con cierta frecuencia cuando están en juego algunas cuestiones relacionadas con la conducta sexual. Por conducta sexual entendemos temas tales como el uso de los anticonceptivos, las relaciones pre o extramatrimoniales, el divorcio y el aborto. Para los bautizados se añade el matrimonio civil.