El fundamentalismo laico

En estos últimos años, la Iglesia Católica viene padeciendo en nuestro país una enconada beligerancia por parte de políticos partidistas y de ciertos poderes fácticos de la comunicación, a la que no es posible encontrar otra explicación, que la de la agresividad de los fanáticos. Tanta es la obsesión por hacer triunfar los principios laicistas y tanta la fobia contra todo lo que huela a católico, que se puede hablar de un verdadero “fundamentalismo laico”, por más que este término sea una contradicción en sí mismo e indique el sectarismo de los que se proclaman antisectarios. Los extremos se tocan, y si estamos sufriendo en ciertos países islámicos una intransigencia temible a causa de la religión, también estamos asistiendo en ciertos países democráticos, como es el caso de España, a una intransigencia en contra la religión, pero de la religión católica exclusivamente, por supuesto.

Nuevos modos de financiar la escuela

Jesús Muñoz de Priego, asesor jurídico de Escuelas Católicas de Sevilla, autor de un libro titulado “Libertad de enseñanza… ¡para todos!”, con motivo de su publicación, la web de la Federación de Enseñanza del sindicato USO, publicó una entrevista con él.

“Que se hable de libertad de enseñanza resulta molesto a ciertos colectivos, quizá porque lo que pretenden es limitarla o eliminarla, y aún hoy en día es incómodo socialmente hablar explícitamente de limitar las libertades de los ciudadanos, aunque sea eso precisamente lo que buscan”, dice Muñoz de Priego. “Ojalá al menos fueran claros y salieran a la luz pública manifestando que están en contra de la libertad de enseñanza y de que los padres puedan elegir en lo fundamental (el ideario, la propuesta educativa singular del centro, el proyecto de hombre y mujer que ofrece)”.

¿La Europa de los estados o la Europa de los pueblos?

Los recientes acontecimientos de Cataluña, con intenciones marcadamente secesionistas o separatistas, han disparado la alarma en muchos centros del poder político europeo. No tiene nada de extraño que muchos líderes se hayan apresurado en declarar que una Cataluña independiente no tendría acogida ni sitio en la Unión Europea.

Recuerdo que Jordi Pujol en múltiples ocasiones ha declarado ser partidario de la Europa de los Pueblos más que de la Europa de los Estados. Para este personaje, que mantenía relaciones asiduas con los nacionalistas escoceses, el pueblo catalán es la verdadera nación originaria y el Estado es una mera creación artificial y meramente administrativa, convertido en injustificado dictador de los pueblos genuinos. Su gran equivocación, y la de todos los nacionalistas, radica -ya lo hemos dicho muchas veces- en confundir la nación con la lengua.

Una hipotética independencia de Cataluña alentaría el radicalismo de muchos movimientos nacionalistas españoles y europeos que intentarían seguir sus pasos.

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