CÓNCLAVE
No soy un vaticanista como tampoco lo son la mayoría de los que proliferan cada vez que se produce algún gran evento en la Santa Sede, principalmente cuando hay cambio de papa ya sea por renuncia del existente o por su defunción. Me atrevo a decir que en el futuro y teniendo en cuenta la creciente longevidad humana, la renuncia papal y la coexistencia de dos o incluso tres papas, todos ellos eméritos excepto el titular puede volverse un fenómeno más frecuente. Como católico que soy, respeto y admiro a nuestra Iglesia no solo por sus valores religiosos sino también por su contribución al progreso de la humanidad al haber contribuido grandemente a construir un pensamiento y una filosofía modernos.
E igualmente por su aportación decisiva al mundo de la cultura con la promoción de obras arquitectónicas, musicales o pictóricas que destacan en cada época y en cada ciudad desde hace veinte siglos, hasta el punto de que los edificios más importantes en cada pueblo o ciudad, son las iglesias, las parroquias, las catedrales.