Correos se desangra
Correos ha anunciado que negocia la salida voluntaria con bajas incentivadas de 7.000 trabajadores, el 15% de la plantilla. Habrá que ver las condiciones económicas.
A nadie nos ha cogido por sorpresa una medida tan radical, porque Correos –que funcionaba bastante bien hasta hace pocos años– está cuesta abajo en todos los sentidos.
Los trabajadores, descontentos, y no digamos cómo estamos los usuarios. Si hasta hace poco una carta llegaba en uno o dos días, ahora puede tardar una semana. Antes se veía al cartero cada día repartir, y ahora no: por eso ha ido cristalizando la broma de que el cartero no aparece porque hace frío… o porque hace calor, pero no se le ve, y las anécdotas sobre la desidia en el servicio de no pocos carteros nos llegan por todas partes.
Hace años, en pueblos y ciudades pequeñas, veíamos con detalle el esmero con que desempeñaban los carteros su tarea cada día, con su cartera al hombro, bastante pesada, hiciera frío o calor. Orgullosos de su trabajo, de servir de enlace de comunicación fiable. Ahora no es fiable.