Una nación sin líderes

Hace algunos años en una clase, a la que asistía como alumno, el profesor que la impartía dijo una frase que se me ha quedado  grabada  en la memoria, y ya tiene mérito con la poca que tengo. La frase en cuestión es esta: El liderazgo, como la belleza, es muy fácil de ver pero muy difícil de definir. No puedo estar más de acuerdo con la afirmación. 

Personalmente le añadiría que es fácil de ver y de sentir. Esa percepción del liderazgo se hace más patente en situaciones adversas en las que el individuo intuye el peligro. Los animales irracionales se basan en su instinto, o en señales de otros miembros de su misma especie, que les hacen ver a  quien han de seguir para salvarse individualmente y, en muchos casos, salvar al conjunto.

TRUMP II

Donald Trump acaba de completar una hazaña política única en la historia de los Estados Unidos: no solo ha conseguido volver a La Casa Blanca cuatro años después de haber salido de ella -algo que entre los 45 presidentes del país, solo lo había conseguido antes, el demócrata Grover Cleveland a fines del siglo XIX- sino que además consiguió tener mayoría en el Senado, en la Cámara de los Representantes y en el Tribunal Supremo, una concentración de poder político en el partido republicano nunca conocido hasta ahora. Por añadidura Trump logró mayoría no solo en el indispensable Colegio Electoral, sino que también venció por una diferencia de 5 millones en la votación popular.

Se trata de una victoria mucho más rotunda que la que alcanzó en 2016 en que Hillary Clinton le rebasó en tres millones de votos populares pero Trump vencería en el voto colegial. Resulta mucho más sorprendente la amplitud de la victoria que ésta en sí misma. De hecho, más que ganar las elecciones Trump, lo que hemos presenciado es la tremenda derrota de Harris, una endeble candidata.

Muchos interesados en que haya caos

“Hay muchos interesados en esto para que haya caos”, afirmó el Rey en Paiporta el pasado domingo. Acudió, como es sabido, acompañado por Pedro Sánchez y Carlos Mazón. La comitiva escuchó de todo, Pedro Sánchez huyó y Carlos Mazón aguantó el tipo junto al Rey.

El Rey –y la Reina– mostraron ese día una valentía y cercanía con los afectados por las inundaciones que les honran, como personas y como representantes de la Corona. Solo Felipe VI pidió perdón: los gritos –con lanzamiento de palo incluido– tenían un primer destinatario, que era Pedro Sánchez, y en segundo lugar Carlos Mazón.

Para valorar mejor esta afirmación del Rey, recordemos lo que dijo Felipe González el martes: él no hubiera dicho que se le pida lo que necesite la Comunidad Valenciana, y él dio la orden al Ejército para ir a Bilbao en la riada. Trallazo total contra Pedro Sánchez.

Y un apunte nada accesorio: en el Ministerio de Igualdad escribieron “Este es nuestro momento”, también el martes. Al menos para mí muy significativo. El momento de algunos de los interesados en el caos.

Esperanza para Valencia

Dentro de la catástrofe que ha sufrido Valencia a partir del 29-O, con un número de muertos que debían haberse evitado, unos daños inmensos en viviendas, calles, comercios y empresas, un dolor inmenso parece no tener curación. Que no suene el titular de estas líneas a “la esperanza es lo último que se pierde”.

Valencia se va a rehacer con una esperanza activa, una vez comprobada la ineptitud de las instituciones. Es lo que más de un afectado ha reclamado: prescindir de los gobernantes y que haya gobiernos preparados, competentes, y han utilizado con frecuencia la palabra “tecnócratas”. Hay hartazgo, rabia, movilización.

Caos en el barro

No funcionaron los avisos y el 29-O fue el comienzo de la tragedia: 215 muertos, 71 municipios, 850.000 personas, 34.000 empresas. Escribo estas líneas de dolor por los muertos y quienes han perdido todo.

La gestión de los días posteriores es nefasta. Más cruel que tercermundista, porque ¡tenemos medios! En Paiporta, el pasado domingo, los vecinos manifestaron su rabia con motivo de la visita de los Reyes, Pedro Sánchez y Mazón: a los Reyes dijeron que no iba con ellos –aunque doy la razón a quien les dijo que no era día para estar allí, todavía buscando cadáveres y paralizando el rescate-, y la peor parte se la llevó Pedro Sánchez, con lanzamiento de palo, gritos y barro, huyendo del lugar, con un Carlos Mazón también insultado. Solo Felipe VI pidió perdón, el menos culpable: le honra.

PAIPORTA

Paiporta es un pueblo de 27.000 habitantes situado a 5 kms de Valencia. El martes 29 de octubre se vio particularmente golpeado por la DANA. 70 de sus vecinos perdieron la vida, la casi totalidad de sus viviendas se vieron inundadas o destruidas. El pueblo quedó sin electricidad, agua, gas, sin alimentos ni medicamentos. En los seis días siguientes y pese a las buenas palabras de Sánchez prometiendo enviar toda la ayuda que Mazón le pidiera -como si Valencia fuera un país extranjero-, a Paiporta, el punto cero de la tragedia, no había acudido más que la ayuda de voluntarios procedentes de Valencia y de pueblos vecinos. La tensión en el lugar, con los muertos sin enterrar, con las calles obturadas por los desechos arrastrados por la ola y por los vehículos apilados, era extrema.

En esas circunstancias, ayer día 3, alrededor de las 2, aparece en el pueblo una visita de máximo nivel compuesta por nuestros Reyes y los Presidentes de España y de la Comunidad valenciana, protegidos por un séquito de más de 50 personas de seguridad y de medios informativos.

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