EL CALENDARIO GREGORIANO
Una de las glorias de España es la creación del calendario gregoriano, el que rige hoy mismo en el mundo.
Por supuesto no se trata del primer calendario, que siempre ha existido en diversas versiones.
En tiempos remotos la medida del tiempo se basaba en la luz, siguiendo el curso del Sol y de la Luna. Fue la civilización la que dio lugar a la utilización de calendarios; así nos encontramos con calendarios budistas, chinos, musulmanes, persas, egipcios, helénicos, mayas, romanos…
En busca de la exactitud de medición, el año 46 a.C., vio la luz el calendario juliano, proclamado por Julio César, que tendría aplicación en el Imperio Romano y que vería prolongado su uso, tras la caída del Imperio en parte de Europa y América.
La aplicación del calendario juliano, en sustitución del calendario egipcio, provocó un desfase que alargó la duración del 46 a.C. hasta los 455 días, dando lugar a la creación de dos meses extraordinarios (enero y febrero).
Con el calendario Juliano se determinó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contarían 366, para ajustar el desfase que significaba la duración real del año, que se estimaba, ya en el precedente calendario egipcio, en 365,25 días.