La muerte de dos corredores del Maratón Vía Verde Ojos Negros, entre Barracas y Navajas, el pasado domingo, ha generado en todos un dolor e impacto lógicos. Dos personas preparadas físicamente perdieron la vida. La asistencia médica de los organizadores estaba duplicada respecto a las exigencias legales, que obligan a tener una ambulancia, y en este caso había dos. Pero no fue suficiente.
Se está hablando y escribiendo mucho sobre la dureza del maratón y de las posibles exigencias de un chequeo médico previo. Los hay que piensan que el maratón es ya, de por sí, una prueba peligrosa, poco saludable, e incluso evocan para reforzar su opinión el origen del término “maratón”: un soldado griego fue corriendo desde Maratón a Atenas para decir que habían ganado la batalla a los persas, y falleció nada más comunicarlo.
Hay que ser prudentes, rigurosos y no alarmar innecesariamente. El deporte es muy sano, que es bueno ejercer con moderación y de acuerdo con las condiciones personales, como casi todo en la vida. Basta recordar el número de personas que, cada año, fallecen simplemente paseando por la playa, o bañándose junto a la orilla y sin ningún riesgo. O entre quienes practican un ciclismo moderado. Tal vez tiene menos riesgo un corredor de maratón, que suele prepararse metódicamente, que no pocos deportistas esporádicos.