En los capítulos anteriores hemos sugerido la hipótesis de que en España se estaría manipulando el clima de forma artificiosa, de manera que cada vez lloviera menos, tuviéramos más horas de sol y nos convirtiéramos rápidamente en un desierto.
Estamos seguros de que la formulación de tal hipótesis, a pesar de venir contrastada con hechos y testimonios, será vista con cierto escepticismo por gran parte de los lectores, y, por qué no, hasta con espanto.
¿Cómo es posible controlar el clima?, se preguntará el lector poco informado, y es cierto que a priori suena a ciencia ficción. Al fin y al cabo, solo somos hombres, no dioses. El recelo ante tal teoría es más que razonable y está más que justificado. Sin embargo, mucho nos tememos de que hay malas noticias para los incrédulos, no sólo es posible si no que tal posibilidad de manipulación climática está ya tan adelantada que tiene ya el carácter de ciencia, e incluso se han preocupado ya de ponerle nombre: GEOINGENIERIA.