Cultura

El origen íbero del valenciano III

  1. Eutropio de Valencia, entre iberos y visigodos valencianos del año 600

Un ibero-valenciano del s.II que naciera, valga el ejemplo, cerca de Bugarra o Moixent apenas conocería más lugares a lo largo de su vida y, posiblemente, su lengua ibera sería casi ininteligible a otro ibero de Almería o Tarragona. La ruralización de la sociedad, los peligros de viajar por un territorio sin protección y las escasas y deterioradas calzadas imperiales — especialmente a partir del siglo V—, impedían el desplazamiento en gran parte de su recorrido; factores que provocarían la partición dialectal de la lengua derivada de la ibera, pero no su desaparición. Desgraciadamente, la Alta Edad Media es período de sombra documental, con apenas datos orientativos sobre la transformación y fusión del ibero en el protovalenciano.

El origen íbero del valenciano II

  1. Más cientifismo en la Batalla de Valencia: la ‘hostia ibero-catalana’

El Ministerio de Cultura de España, generoso con lo que suponga fomentar el expansionismo catalán, sembrar el caos territorial y destruir a los valencianos, otorga subvenciones para editar obras como ‘Los vínculos europeos del substrato íbero. Substrato en  el catalán’ (Barcelona, 2009), de Joan C. Vidal (Vilafranca del Penedès, 1975), iberista que participa junto al colaboracionista Rafael Carril de Játiva en las actividades de la Fundació d'Estudis Històrics de Catalunya. Ayudando al futuro ‘Imperi Català’, el iberista Vidal también cuida la nomenclatura para que lo ‘valenciano’ sea gentilicio a destruir, innombrable. Así, tratando de protolenguas o idiomas de los siglos oscuros medievales, cita al... ¡levantino!:

«vasco, castellano, mozárable levantino, aragonés, portugués, etc.» (Vidal, p.20).

El origen íbero del valenciano I

En septiembre de este 2013, pensando en la controversia sobre las raíces iberas del valenciano (escaramuza estival entre insólitos personajes, dentro de la Batalla de Valencia), fui a observar el nacimiento del Ebro. En Fontibre contemplé el pequeño estanque y manantial considerado, hasta hace poco, origen del río que da nombre a la península Ibérica. Al lugar acuden numerosos visitantes desconocedores de que nace 20 kilómetros arriba, en el Alto Campoo. Hacia allí, remontando el cauce del Híjar, llegué al verdadero punto  cero. Fue en 1987 cuando unos científicos del Instituto Geológico y Minero colorearon las aguas del Híjar y, como un Guadiana, observaron que resurgían en el manantial de Fontibre. Hasta esa fecha, quien hubiera negado que el Ebro nace en Fontibre hubiera sido catalogado de ignorante o visionario. El interés en que el turismo siga dejando beneficios mantiene el equívoco. Aquel día, mientras Fontibre rebosaba de turismo patrio, en la magnífica fonda ‘La Casuca’, junto al Híjar, estábamos cuatro gatos.

La pilota valenciana i el tenis

¿Quin es l’orige del tenis?

No mai s’ha pogut contestar en precisio ad esta pregunta per que la majoria de cultures han tingut en el passat jocs de pilota ancestrals que, ve jugats en la ma, o en distintes ferramentes, podrien demanar per a sì, la seua paternitat.

L’ilustracio mes antiga que es coneix sobre jocs de pilota data de mes de 2000 anys abans de Crist i es troba en Egipte, en la tomba de Beni-Hassan.

N’hi han antecedents en Grecia i Roma; en els balnearis ya se jugava a pilota en uns pals. Arston de Carystins, prestigios entrenador de pilota de Alejandro Magno i Ovidio, en el seu “Ars Amatories“ emplea les paraules “raqueta“ i “rival“, lo que nos diu que en Roma ya se coneixia un joc paregut.

Tambe la cultura Azteca te un joc paregut al tenis; els indigenes jugaven en una pilota que colpejaven en la ma, se dia “Tlahtli“ i en lloc de ret ficaven un artistic tapis.

El ‘lemosín’, eufemismo de pureza de sangre idiomática del valenciano

¿Por qué y cuándo surge la foránea denominación de lemosín para el valenciano?. En la reconquista de Valencia, en 1238, nadie usaba esta palabra y, mucho menos, hablaba tal dialecto occitano salvo, quizá, algún soldado procedente del Macizo Central francés, feudo de Inglaterra hasta su liberación definitiva por Juana de Arco.

La denominación de lemosín, usada esporádicamente por trovadores que componían en occitano, no aludiría al valenciano hasta el siglo XVI y por motivaciones extralingüísticas. La inocencia guiaba la nomenclatura idiomática en tiempos de Jacme I Nadie había abierto la caja de Pandora del idioma como ariete del nacionalismo; lo que explica que el primer Llibre del Repartiment de Mallorca (a.1232) estuviera en latín y árabe; el de Valencia, en latín.

Suscribirse a Cultura